EL EX PRIMER MINISTRO ITALIANO (1996-98) Y EX PRESIDENTE DE LA COMISIÓN EUROPEA (1999-2004); EN DIÁLOGO CON JORGE ARGÜELLO. (Extracto de la primera parte)
Jorge Argüello: ¿Cómo enlaza la construcción europea con la globalización? Romano Prodi: Si uno no se levanta con fuerza en esta generación, no lo hará nunca: esta es la generación de la globalización. Le doy un ejemplo que sus lectores entenderán muy bien: yo soy italiano y en el Renacimiento los estados italianos dominaban en todos los campos, y no es retórica: Venecia, Florencia, Milán, las finanzas, el arte, la filosofía, las armas, la tecnología, cualquier campo. Se dio entonces la primera globalización, el descubrimiento de América, y nosotros no nos mantuvimos juntos, no caminamos juntos y desaparecimos.
—Eso a Italia le costó mucho tiempo remontarlo. Romano Prodi: Italia desapareció del mapa del mundo durante cuatro siglos. No cuatro años, cuatro siglos. Debido a que nuestros barcos no eran lo suficientemente grandes, el océano quedó en manos de poderes más grandes… y nosotros desaparecimos. Estamos en la misma situación. Si Europa por su lado y América Latina y otros continentes, por el suyo, no definen estrategias compartidas y solidarias, simplemente desaparecerán: eso es todo. Esto parece un sermón, pero como ahora hay un Papa latinoamericano y yo estoy hablando con un argentino, creo que es un buen momento para hacerlo…
—Cuánto han cambiado las expectativas en la Unión Europea en menos de una década. Romano Prodi: Hasta hace unos años, era claro que Europa se había construido considerando muchos intereses nacionales diferentes. Avanzamos seguros, mirando al futuro con la certeza de que nuestro sueño se estaba plasmando en la realidad. Pero se dio un cambio profundo, a partir de 2005, 2006. Desde entonces, el miedo predominó sobre la esperanza: miedo a la globalización, a la inmigración, miedo.
—Y entonces estalló la crisis… Romano Prodi: Y también cambió por completo el estado de ánimo de la integración europea. Ese miedo se expandió. Todos los gobiernos apela¬ron al nacionalismo por razones políticas. A una buena parte de ellos les resultó más conveniente seguir una orientación populista e ir congelando el progreso europeo. Esta Europa es diferente de la que concibieron los padres fundadores.
—Y todo esto en plena ampliación de la UE. Romano Prodi: La ampliación fue una de las decisiones en línea con la idea de los padres fundadores. Europa nació de un matrimonio entre la cultura latina y la cultura germánica, luego tuvimos la anglosajona y al final se sumó la eslava. Ésa fue la evolución natural del verdadero espíritu europeo. Presidí la Comisión con 15 países y también con 25, y si me pide una opinión personal, le digo que no hubo ninguna diferencia.
* Romano Prodi (Reggio Calabria, Italia, 1939) integra la larga lista de líderes políticos incubados en la universidad. “Il professore” surgió como un académico italiano que recorrió aulas de todo el mundo para terminar fundando la Scuola di Economia Industriale y dedicarse a estudiar los distintos modelos de capitalismo y de integración europea. Hasta que se metió de lleno en la política partidaria fundando la Coalición del Olivo, de centroizquierda, que lo hizo primer ministro durante dos años (1996-98): ésa fue la plataforma desde la que lanzó a Italia a la zona euro. Su liderazgo lo llevó pronto a la presidencia de la Comisión Europea en Bruselas, desde donde condujo hasta 2004 una gran ampliación de la UE, hasta 25 miembros. Aunque se siente heredero de una unión impulsada por políticos populares y no de elite, reconoce que la UE se enredó en debates técnicos que impidieron a sus nuevos líderes ver venir el terremoto financiero que incitó la euforia de la zona euro. Hoy, su singular combinación de academia y poder le dice que el futuro de la UE es difícil, por posiciones insolidarias y políticas neoliberales como las que atribuye a Alemania. “Me gusta Roma, pero no para vivir, hay demasiado política en Roma…”, me dice Prodi cuando comenzamos a conversar en la sede de la Fundazione per la Collaborazione Tra i Popoli, una fundación internacional que preside y dirige desde su despacho de la vía S. Stefano 140 de Bologna, la ciudad en la que vive desde hace cuatro años.