El embajador argentino en Washington reflexiona sobre el legado de Leonardo da Vinci a partir de los trabajos preparatorios de la próxima cumbre italiana del G20.
Cuando a fines del siglo XV Leonardo da Vinci bosquejó su hoy afamado dibujo explorando la idea de la proporción humana, no hacía más que asumir el desafío de Marco Vitruvio. En su obra, una de las primeras de arquitectura, el ingeniero romano enseñaba que cualquier construcción, para ser hermosa, necesita simetría y armonía, proporciones perfectas, como el cuerpo humano y toda la naturaleza.
Inspirada en ese mismo dibujo del “Hombre de Vitruvio”, Italia diseñó el logo del G20 para su presidencia, este año. Con las mismas pautas de armonía y simetría, el desafío del foro global es aún más ambicioso. No sólo se trata de encontrar ese equilibrio perfecto de hombre y naturaleza, sino de contemplar también, su prosperidad. ¿Cómo reconstruir un mundo post pandemia que dé mayor importancia y prioridad al bienestar de todos los ciudadanos y al planeta?
En la medida en que las respuestas de emergencia sanitaria y económica a la pandemia hayan mostrado sus resultados, habrá que implementar soluciones que apunten a un futuro más equilibrado, sostenible e inclusivo.
En 2008, el G20 fue exitoso en aunar una acción coordinada a la crisis financiera y en evitar un colapso económico mayor. Pero dejó a la economía real tan desigual como antes, con un uso intensivo de carbono y sin atender otros riesgos ambientales. Esta vez, tiene una nueva oportunidad para construir una visión común sobre cuáles serán los factores de una sociedad más justa y equilibrada, y cuáles serán los motores de un progreso de esa calidad.
Con esas pautas, el 20 y 21 de enero, los Sherpas del G20 nos reunimos por primera vez bajo la presidencia italiana del foro e iniciamos así un camino, cuya meta final será en octubre, cuando los Jefes de Estado y de Gobierno se reúnan en la Cumbre de Líderes en Roma.
“Personas, Planeta y Prosperidad” son las tres “P” elegidas por Italia. Esas tres palabras fijan las prioridades para superar esta verdadera crisis global que aún no terminamos de atravesar. El mensaje se describe con claridad: “Necesitamos cuidar el planeta y las personas con un enfoque integrado, asegurando una recuperación económica sólida que sea a la vez inclusiva, resiliente y sostenible”.
La pandemia de COVID-19 golpeó nuestras sociedades duramente, con más de dos millones de muertes a nivel mundial hasta mediados de enero. Y en un intento por contenerla, los gobiernos tomaron la decisión deliberada de cerrar buena parte de sus economías en forma casi simultánea.
Ese acontecimiento, un frenazo global inducido sin precedentes, llevó a la recesión más profunda en más de un siglo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una disminución del -3,5% del PIB mundial en 2020, mucho más que el -0,1% registrado durante la Gran Recesión en 2009.
Los efectos de esa nueva crisis, provocada por la pandemia, tiene y tendrá un impacto altamente asimétrico que agravará las desigualdades existentes, tanto entre los diferentes países como dentro de ellos. El Banco Mundial estimó recientemente que durante 2020 el COVID-19 ha empujado a la pobreza, por primera vez en tres décadas, a más de 88 millones de personas a nivel mundial.
Para encontrar un equilibrio armónico del mundo futuro, también es necesario incluir al planeta y asegurar que la recuperación se logre en función de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) de las Naciones Unidas, algo que se ha instalado en el centro de las conversaciones del G20.
Sobre esos problemas convergieron los diferentes puntos de vista de los países participantes, enfocados en las 14 áreas que forman la agenda del G20 de este año, más urgente a partir de la pandemia. Las preocupaciones y los interrogantes son muchos, agravados por la vulnerabilidad expuesta de las sociedades y de las economías ante los renovados y persistentes brotes del virus.
Gran parte de las presentaciones en el G20 mostraron un reconocimiento de la gravedad de sus efectos sobre las mujeres y los jóvenes. También reforzaron la expectativa de que la presidencia italiana logre el reconocimiento de la necesidad de acciones específicas. Una recuperación sostenible demanda esfuerzos sanitarios y económicos de una gran magnitud.
El efecto devastador que la pandemia ha tenido en América Latina, tanto en materia de salud como en el aparato productivo, es un asunto que no debe quedar al margen de esas conversaciones del G20. Será necesario buscar herramientas que permitan a la región desarrollar su potencial productivo y retomar un camino firme de crecimiento, inclusividad y desarrollo sostenible.
Argentina suma su aporte para iniciar con Italia y los países del G20 un camino que conduzca a resultados acordes con las prioridades de desarrollo del país, la reconstrucción productiva, el empleo, la educación, el cambio climático, la digitalización, la transición energética y la igualdad de oportunidades.
Varias reuniones del G20, incluida la Cumbre de Líderes, fijarán el tono político y el posible desarrollo de reuniones clave de la agenda internacional de este año, como la Cumbre sobre Salud Global y la Convención sobre Diversidad Biológica, en mayo, y las deliberaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en Glasgow.
Sin duda, superar la pandemia es una prioridad global, y lo será en el futuro inmediato. Los desafíos son claros, y su impacto en las sociedades no puede descuidarse. La solidaridad entre los pueblos, así como el multilateralismo y la cooperación internacional, son necesarios ahora más que nunca. El Hombre de Vitruvio está ahí, para recordarnos que es tiempo de recuperar simetría y armonía.
Publicado por Jorge Argüello en PERFIL el 31/01/2021.
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