Como esas estrellas apagadas que todavía vemos brillar, el acuerdo de libre
comercio entre el MERCOSUR y la Unión Europea (UE) se corresponde con un
contexto mundial idealizado pero inexistente.
Las tensiones comerciales que dominan los portales de noticias a escala global
hacen evidente, hoy más que nunca, que las diferencias entre firmar un
acuerdo y firmar un buen acuerdo se esconde en los detalles.
La escasa transparencia y la magra información que caracterizaron a las
negociaciones entre la UE y el MERCOSUR en los últimos meses, dificulta la
de por sí compleja tarea de evaluar las consecuencias de una iniciativa de esta
magnitud.
No obstante, las manifiestas intenciones del gobierno argentino de formalizar
un acuerdo a como dé lugar y la velocidad que se imprimió a las negociaciones
en el marco del proceso electoral, contrasta con la minuciosa atención que
debería prestarse a sus efectos sobre el empleo, la producción y el desarrollo
tecnológico de nuestros países.
En el caso del gobierno nacional, la insuficiente información y debate respecto
de los objetivos y efectos esperables del Acuerdo no son casuales. Por el
contrario, traslucen la postura con la que la administración lleva adelante su
política exterior desde 2015. Se trata de una visión cándida respecto de las
ventajas de la apertura económica internacional, que tiende a sobrevalorar la
gestualidad y desconoce los focos de preocupación respecto de sus
consecuencias y efectos concretos.
Aunque conocemos la premisa de “volver al mundo”, martillada desde finales
de 2015, todo se vuelve difuso respecto de la estrategia elegida, y
decididamente oscuro sobre sus ventajas y beneficios concretos.
El emocionado canciller argentino, Jorge Faurie, festejó la firma del acuerdo
como un hito histórico en sí mismo. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿acaso los
anteriores gobiernos no desearon ese logro? ¿o es que rechazaron alcanzarlo
a cualquier precio? De nuevo: las diferencias entre firmar un acuerdo y firmar
un buen acuerdo se esconde en los detalles.
Asimetrías y concesiones
El MERCOSUR y la UE son bloques con marcadas diferencias de desarrollo
relativo. Unos pocos indicadores económicos evidencian las asimetrías
existentes en materia de tamaño, especialización, desarrollo económico,
productividad y capacidades tecnológicas.
La UE representa un tercio del comercio mundial, 20 veces el tamaño del
MERCOSUR y posee una marcada especialización en productos industriales
(76% de sus exportaciones), que contrasta con la relevancia de los bienes
primarios en el caso del MERCOSUR (78% del total).
Las diferencias no son sólo de tamaño y especialización, sino también de
productividad y capacidad tecnológica. Por dar un ejemplo, el producto por
habitante de Alemania triplica al de Argentina y sus inversiones en
investigación y desarrollo (I+D) medidas como proporción del PBI son 5,7
veces mayores.
Bajo este esquema el bloque europeo se ha provisto históricamente de
materias primas indispensables para la fabricación de productos de mayor
elaboración, abasteciendo luego al socio con productos industriales y
agroindustriales. Cabe preguntarse ¿por qué dejaría de hacerlo, tan
gentilmente y con tanto entusiasmo?
Los términos del acuerdo tal como se conocen hasta el momento cargan los
mayores esfuerzos sobre el bloque más débil. Dados los mayores aranceles de
partida que presenta el MERCOSUR, el éxito de la UE para aislar un conjunto
de productos de interés y la incidencia de mecanismo de protección no
tradicionales como la Política Agrícola Común Europea, los esfuerzos de
liberalización serán mayores para el bloque sudamericano y sólo se verán
parcialmente compensados por los plazos establecidos.
Por fuera del comercio de bienes, dadas sus exigencias, el Acuerdo establece
además límites claros a la aplicación de instrumentos de política necesarios en
el marco de una estrategia de desarrollo y diversificación productiva (compras
públicas, desarrollo de proveedores de empresas estatales, regulación de
propiedad intelectual, etc.).
Sin cambios, este acuerdo convalidará lo que tantos funcionarios y políticos
trataron de eludir en la región: la cruda lógica de potencias que “patean la
escalera” por la que ascendieron, privando al resto de seguir un camino al
desarrollo que cuida el empleo y la producción local como parte de una
estrategia sostenible.
Futuro incierto
Tras 25 años y grandes vaivenes en las negociaciones, el Acuerdo de
Asociación Estratégica entre el MERCOSUR y la UE deberá ahora ser validado
por los parlamentos.
Argentina y el MERCOSUR necesitan avanzar en nuevos acuerdos que le
permitan superar años de parálisis. No obstante, la delicada situación externa
de la economía nacional y su vulnerabilidad asociada a la insuficiencia de
divisas exige que dichos acuerdos sean negociados de forma inteligente a fin
de garantizar un crecimiento de las exportaciones y una mejora de las
capacidades productivas.
Lejos de satisfacer estas necesidades, los términos del actual acuerdo
incrementan las amenazas de primarización y desindustrialización, en una
decisión que implicó la resignación de posiciones y avances alcanzados a lo
largo de 20 años de intensa negociación.
El gobierno argentino, paradójicamente blindado tras un discurso de
“modernidad” al defender el acuerdo, parece ignorar los cambios ocurridos en
el plano internacional en los últimos años. La principal potencia económica
mundial, Estados Unidos, fundadora del “orden liberal”, giró su estrategia
comercial externa, renegoció el TLCAN, inició una guerra comercial con China
y frenó dos grandes acuerdos de libre comercio con el Transpacífico y con la
propia UE, en vistas de la defensa de sus propios intereses.
Hoy, la modernidad consiste en asumir que los acuerdos de libre comercio no
son necesariamente favorables, y que malas negociaciones pueden generar
malos resultados en términos de empleo, desarrollo productivo, elusión
impositiva y exacerbación de las diferencias distributivas.
Bajo esa nueva lupa tendremos que seguir los pasos que comenzaron a dar la
UE y el MERCOSUR desde la Cumbre del G20 de Osaka.
Publicado por Jorge Argüello, el 14/07/2019 en PERFIL