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Una alternativa a la austeridad sin limites



Cumplir a cualquier precio. Ese es el lema que la Eurozona impone hoy a sus socios. Caiga quien caiga y cueste lo que cueste, los grandes deudores del viejo continente son forzados a pagar, aún a sabiendas de todos de que sus deudas son insostenibles. Los derechos de los acreedores se imponen sobre otros derechos y las naciones del euro transitan un camino de avasallamiento de conquistas sociales históricas para poder cumplir con sus obligaciones de deuda más inmediatas.

La primacía del acreedor alcanza niveles impensados en la actualidad. Así lo expresan las negociaciones con el nuevo gobierno griego. A nadie importa si el pago de la deuda es sostenible en el tiempo. El debate se concentra en un listado de reformas “necesarias” para garantizar el próximo desembolso. Sin embargo, ¿qué sentido tiene tanto sacrificio frente a una deuda insostenible?

Un interesante trabajo de los académicos Barry Eichengreen y Ugo Panizza coloca el foco de atención sobre la cuestión de las sustentabilidad de las deudas. Los autores aseguran que los niveles de sacrificio y ahorro público exigidos hoy a los grandes deudores europeos no tienen precedentes en la historia. En los últimos cuarenta años no existen registros relevantes de que lo que hoy se reclama a Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España pueda ser realizado con éxito.

En Europa, tras varios años de austeridad el peso de las deudas no ha hecho más que incrementarse. Es por ello, que a regañadientes de las autoridades oficiales, el debate sobre la sustentabilidad de las deudas ha comenzado a ganar protagonismo en la Eurozona. El gobierno griego es el principal impulsor de este debate. Entre las propuestas que lo llevaron al poder, sobresale la de organizar una gran conferencia sobre la deuda europea que permita reunir a deudores y acreedores para negociar una reestructuración.

La propuesta griega se inspira en la Conferencia de Londres de 1953, en la cual Alemania alcanzó una quita de deuda superior al 60% y considerables bajas en las cargas de intereses que posibilitaron su recuperación económica. La propuesta de una nueva Conferencia Europea sobre la Deuda recabó sin embargo, magros apoyos entre los oficialismos europeos. Con la excepción del gobierno irlandés, la iniciativa contó únicamente con el apoyo de partidos de la oposición.

En Portugal, esta propuesta tuvo su expresión en una Conferencia Parlamentaria para debatir el tema de la Deuda Pública organizada en el Parlamento Nacional a fines del año pasado. Convocada con el concurso de todos los partidos con representación parlamentaria, la iniciativa de la que tuve el honor de participar, fue la primera instancia de debate oficial sobre la deuda pública abierta en el país.

Los casos de Argentina y Ecuador resultaron importantes protagonistas de la conferencia, ya que representan experiencias recientes de reestructuraciones de deudas soberanas exitosas. A contramano del discurso dominante estos casos ofrecen evidencia de un camino alternativo al de la austeridad sin límites. Reestructurar una deuda insostenible puede ser la mejor forma de cumplir con los acreedores y atender las necesidades de sociedades ferozmente golpeadas por la crisis. Por si fuera poco, las recientes colocaciones de deuda realizadas por ambos gobiernos alejan el fantasma del castigo eterno de los mercados financieros. Reestructurar la deuda es además compatible con un regreso a los mercados financieros bajo estrategias más racionales.

Así como fue vital para la recuperación económica de Argentina y Ecuador, la reestructuración de deuda fue también imprescindible para Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. La propia historia europea demuestra que exigir a los pueblos más allá de sus posibilidades encarna importantes riesgos. Para Europa, encontrar alguna forma de reestructuración parece una estrategia mucho más sensata que la mera imposición de los derechos de los acreedores.

Por: Jorge Argüello Publicado en Perfil 17/05/2015


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