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El peligro de una estabilidad sin desarrollo



El presidente de la Embajada Abierta, Jorge Arguello, participó en el 2° Diálogo de Alto Nivel sobre Ética y Economía, “Finanzas Sostenibles, Desarrollo Inclusivo”, desarrollado en la sede de la Conferencia Episcopal y clausurado​ en el Palacio San Martín, de la Cancillería argentina.

Los siguientes son los puntos salientes de la intervención del Embajador Arguello, sobre “Los Desafíos y Oportunidades del G20 2018 en Argentina”, en el tramo del Diálogo que compartió con el presidente del Banco de la Nación Argentina, el economista Javier González Fraga, el director del INTAL, Gustavo Béliz, el presbítero Augusto Zampini, del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral del Vaticano y la economista Cristina Calvo, del Equipo de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano:

. La auténtica Sustentabilidad suele quedar enmascarada por otro bien, igualmente preciado, aunque más frágil y limitado: la Estabilidad.

. Pero la Estabilidad, condición necesaria para el Desarrollo, es un valor de corto plazo. La Sustentabilidad, en cambio, se piensa, se construye y se logra en el largo plazo.

​. Después de largos años de E​stabilidad, el experimento neoliberal globalizado sobrepa​só en 2008 ​sus propios límites de S​ustentabilidad.

. Las mismas potencias que habían liberado sin control el poder financiero y que habían mercantilizado las sociedades (“mercado mata sociedad, consumidor mata ciudadano”), debieron pisar el freno.

​. ​La creación del Grupo de los 20 (G20) a nivel de líderes reflejó en 2008 un primer reconocimiento de las potencias del Centro: administrar la nueva realidad global necesitaba de más actores, emergentes y en desarrollo, de la Periferia.

​. Hoy, casi diez años después, la emergencia financiera global parece superada. El mundo parece gozar nuevamente de cierta Estabilidad. Pero, ¿hemos recuperado Sustentabilidad?

. Muchos economistas advierten ya sobre la aún deficiente regulación financiera y sobre los riesgos de otra crisis. El 10% más rico gana en la actualidad 10 veces más en términos de ingresos anuales que el 10% más pobre: una diferencia que era de 1 a 7 hace 30 años.

​. ​Enfocando en América Latina, la pregunta frente a ese panorama es si sentarse en el G20 puede incidir realmente en la creación de un nuevo estado global de cosas, ya no sólo Estable, sino Sustentable y para el Desarrollo.

​. Durante la última década, el G20 incorporó otros enunciados, más allá del riesgo de nuevos desbalances globales y de la transparencia de los mercados financieros. Por ejemplo, inversiones en educación, seguridad social y capacitación laboral, o sostenibilidad del consumo, la producción y el medio ambiente.

. Sin embargo, estrictamente, nunca se apreciaron intereses específicos latinoamericanos en la agenda del G20.

. Aun así, el G-20 es la única instancia en que América latina se encuentra con las grandes potencias y los grandes países emergentes. La región sí puede adquirir mayor protagonismo en la creación de nuevas normas para un nuevo orden político y económico global.

​​. América Latina no puede darse el lujo de aportar a una Estabilidad que la deje en el mismo lugar que hace un siglo. Ni América Latina ni todo el Sur del que forma parte.

. América Latina debe pensar en ese salto al futuro cuando establezca una agenda específica que contemple sus intereses de la región en el G20.

. La Cumbre de Buenos Aires 2018 ofrecerá un plus, por ser locales, pero antes la región debe acordar cuáles son esos intereses y qué estrategia elige para entrar en el Siglo XXI.

. Los tres latinoamericanos del G20 (México, Brasil y Argentina) pueden empezar por definir en qué áreas de intereses prefieren entenderse primero: comercio intra y extra regional; inversiones no especulativas, tecnológicas y que agreguen valor; educación pública de calidad; inmigración, narcotráfico, recursos naturales y medio ambiente.

. También fiijarse grandes objetivos de largo plazo inalterables, guiados por los principios de la Sustentabilidad y el Desarrollo inclusivo.

. Romper la primarización sus economías y negociar de todas las maneras posibles cómo subirse directamente a la IV Revolución Industrial.

. En conclusión, en el G20 pueden gestarse algunas soluciones globalizadas, pero América Latina, caracterizada por la desigualdad, necesita que esas respuestas sirvan para cerrar brechas, no simplemente para recuperar, otra vez, una Estabilidad sin Desarrollo.


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