top of page

"El costo menos pensado y más temido por Japón", por Jorge Argüello

  • Foto del escritor: Embajada Abierta
    Embajada Abierta
  • 6 ago
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 18 ago

ree

EEUU fue la nación vencedora “y en adelante, protectora de Japón”, dice el autor, pero advierte que el panorama cambió. La nación bombardeada es “un blanco más de la cruzada arnacelaria de Trump”. Sin fuerzas armadas y sensible al poder chino, el nuevo mensaje es: “aprendan a defenderse solos, y a pagarlo”.


El 6 de agosto de 1945, la noticia llegó a Buenos Aires en los cables de las agencias internacionales de noticias: “El presidente Truman anunció hoy que por primera vez se ha empleado contra el Japón una ‘bomba atómica’ de potencia igual a 20.000 toneladas de TNT”.


El término “bomba atómica”, así encomillado, expresaba una novedad tecnológica estremecedora, para Japón en Hiroshima y Nagasaki, y para el planeta entero. La “bomba” abrió una nueva era militar y diplomática, y a la vez otra fase de las relaciones de Japón con Estados Unidos, su nación vencedora y, en adelante, protectora: Washington la adoptó como aliado clave de seguridad en Asia Oriental y cultivó su economía hasta que se convirtió en cuarta potencia mundial. Ahora, eso puede cambiar. Japón es un blanco más de la cruzada arancelaria de la Administración Trump.

ree

Y, peor, ocho décadas después de ser obligados a quedarse sin fuerzas armadas (las tienen pero de “autodefensa”), los japoneses escuchan un nuevo y singular mensaje: mejor aprendan a defenderse solos, y a pagarlo.


El costo menos pensado


La entrada de EEUU en la II Guerra Mundial, tras el ataque japonés a Pearl Harbor, marcó el fin del aislacionismo estratégico estadounidense, inspirado en la misma escuela “jacksoniana” de política exterior que, ahora, la Administración Trump retoma en cierto modo y cuyos efectos llegan a Japón. Aunque le fue permitido mantener en Hirohito la figura simbólica del emperador, sin siquiera juzgarlo por crímenes de guerra, Japón quedó obligado a mantener una alianza de seguridad con EEUU y se abstuvo de desarrollar, poseer o desplegar armas nucleares en todo su archipiélago.



Washington necesitaba fortalecer al enemigo derrotado, pero desde sus propios intereses en el Pacífico y en Asia. Derrotado totalmente, Japón se concentró en su reconstrucción económica mientras formalizaba, en 1960, el Tratado de Cooperación y Seguridad Mutua, todavía en vigencia, que selló la alianza de seguridad entre los dos países.


Mientras tanto, dentro de los límites impuestos por sus vencedores, el país se relacionó de otro modo con la energía nuclear que había padecido, gracias a un programa civil y la ayuda del Reino Unido. Hoy, pese al accidente de Fukushima (2011), pretende abastecer 20% de su energía con nuevas centrales atómicas) El cambio de siglo, cuando Japón encontró un techo a su expansión económica, volvió a modificar la relación de seguridad con EEUU, primero por los atentados del 11 de septiembre de 2001 pero, sobre todo, porque la vecina China -a la que sometió a una guerra de ocupación desde 1937 hasta el mismo 1945- ya se asomaba como potencia no sólo comercial y tecnológica, sino también militar.

ree

Por eso, con el Indopacífico como región de mayor tensión, Japón pasó a integrar en 2007 el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD) con EEUU, India y Australia. También al calor de una nueva corriente militarista desde sectores conservadores. El año pasado, Japón superó el 1% de su PIB en gasto militar por primera vez en 50 años, y quedó en el top ten mundial que lidera… China.


Sin EEUU, contra China


Desde que EEUU declaró su “pivot to Asia”, su giro geopolítico hacia el continente asiático, Japón formó parte vital de la estrategia de defensa estadounidense y la del resto de sus aliados, específicamente, frente a la “amenaza” de China.



El problema para Tokio, ahora, es que la total alteración de políticas que está haciendo el presidente Donald Trump hacia el resto del mundo le trae lo peor de los dos mundos: la posición cada vez más asertiva de China y la decisión de EEUU de correrse de su rol de garante de la seguridad asiática (y europea).


En otras palabras, Japón comienza a sentirse, además de negado como aliado comercial, vulnerable como pieza de una arquitectura de seguridad regional.


En junio, China envió dos portaaviones al Pacífico Occidental. Navegaron por la zona económica exclusiva de Japón y cruzaron por primera vez la llamada “segunda cadena de islas”, una línea de defensa que une Japón con la isla de Guam, donde EEUU tiene base militar.



Tokio protestó y autorizó a sus fuerzas de autodefensa a derribar drones chinos que entren en su espacio aéreo. ¿Qué hizo EEUU como gesto para Japón, el enemigo vencido y después gran aliado fortalecido? Le pide que aumente su gasto en defensa al 3,5% del PIB, más del doble del 1,4% de 2024 (a los países europeos de la OTAN los forzó a llegar al 5%, pero con un aumento menor sobre lo que ya aportaban).


Japón, entonces, ha optado por buscar nuevos apoyos de seguridad por primera vez desde 1945. Ya se acercó a Australia, India, Filipinas y Corea del Sur (con este último hizo también causa común frente a la guerra arancelaria).


Los analistas reportan aumentos de inversión en tecnología, cibernética y seguridad espacial. Japón estableció un Mando de Operaciones Conjuntas de sus fuerzas terrestre, naval y aérea, que enfrente, si ocurre, una ocupación militar china de la isla de Taiwán, gobernada por una administración autónoma enfrentada con Beijing bajo la fórmula “un país, dos sistemas”, legitimado por toda la comunidad internacional.


“¿Sobrevivirá la relación japonesa-estadounidense hasta entonces?”, se preguntó la prestigiosa revista Foreign Affairs. Con este nivel de tensión mundial, y el recuerdo vigente de Hiroshima y Nagasaki, los japoneses vuelven a mirar al cielo, por las dudas. Las guerras pueden provocarla otros, pero resultarles a ellos igual de costoso.


Publicado por Jorge Argüello en diario Perfil el 6 de agosto de 2025.

 
 

Mantenete al tanto de la actualidad global

Suscribite a nuestro Newsletter y lee nuestros informes antes que nadie

Gracias por sumarte!

  • Facebook
  • Twitter
  • YouTube
  • Instagram
bottom of page