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"Ilusión, en el nombre de la ONU", por Jorge Argüello

  • Foto del escritor: Embajada Abierta
    Embajada Abierta
  • 19 sept
  • 2 Min. de lectura

La Organización de las Naciones Unidas, creada luego de la II Guerra Mundial para garantizar la paz, “funciona, pero no le hacen caso”, dice el autor. EE.UU, su impulsor, es hoy su detractor y China, un gran sostén. Como siempre Mafalda fue profética….


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Hace más de medio siglo, Mafalda soñaba desde las tiras del genial Quino:


“Cuando sea grande, voy a trabajar de intérprete en la ONU… Y cuando un delegado le diga a otro “¡Su país es un asco!”, voy a traducir “Su país es un encanto” y ¡claro! nadie podrá pelearse… ¡y se acabarán los líos, y las guerras, y el mundo estará a salvo!”. Luego el dibujante imponía una pausa, hasta el cuadro final, en el que la niña le hablaba a un globo terráqueo: “Eso sí, vos prometeme que vas a durar hasta que yo sea grande, ¡eh!”.


Hoy Mafalda tendría 61 años y el mundo sigue existiendo como ella quería, pero la ilusión multilateral de resolver los conflictos en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, creada después de la II Guerra para garantizar la paz y la seguridad mundiales, parece más rota que nunca.


¿Qué falló? Unos dicen que la enorme burocracia internacional devoró la criatura. Otros afirman que desde 1945 el mundo realmente existente ha cambiado y que la ONU debe transformarse con él. Por ejemplo, el Consejo de Seguridad tiene cinco potencias con poder de veto, triunfadoras de la II Guerra, pero por qué emergentes como Brasil, India o Sudáfrica no deberían compartir ese privilegio?


Esta semana asistimos a una tercera lectura posible: la gran mayoría de la ONU votó por la “solución de los dos Estados” (Israel y Palestina) y hasta el Consejo de Seguridad llegó a un acuerdo para condenar los ataques israelíes en Qatar. Pero dos días después Gaza era escenario de furibundos ataques y masivos éxodos. O sea, la ONU funciona, pero no le hacen caso.


“La crisis de la ONU es de larga data, ya no sé si la llamaría crisis. Hemos convivido con una cierta parálisis de la Asamblea General y con vetos cruzados en el Consejo de Seguridad durante muchísimos años”, nos hace notar Diana Tussie, en vísperas de la 80° Asamblea General de la ONU, este 23 de septiembre.


Esa crisis llevó a la creación de instancias multilaterales alternativas, foros como el Grupo de los 20 (G20) de países desarrollados y emergentes, o el Grupo de los BRICS+, reflejo de la influencia del llamado Sur Global.


Pero esos mismos foros ya dan pruebas de la dificultad de generar consensos y acuerdos duraderos en asuntos claves de nuestra época: cambio climático, deuda, desigualdad y mucho menos, como se ve, contener conflictos bélicos.


EEUU pasó de impulsor de la ONU a su detractor, e igual con la OMC y la OMS, y China se convirtió en un gran sostén, pero el derecho internacional luce muy debilitado.


Hoy, es imprescindible mantener la ilusión de Mafalda, pero lamentablemente es cada vez menos cierto que sin la ONU el mundo sería realmente peor.


“Efecto Mariposa” es un ciclo de conversaciones sobre política internacional producido por Fundación Embajada Abierta y conducido por Jorge Argüello que se emite por Canal E los jueves a las 22 y los domingos a las 23.


 
 

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