"La crueldad global", por Jorge Argüello
- Embajada Abierta

- 12 sept
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“El gasto militar se dispara, con un récord de US$ 2,7 billones, y la mayoría son víctimas civiles” advierte el autor y alerta sobre la violencia global desatada.

El peligroso estado de cosas en el mundo, ahora que asistimos a diario a algún bombardeo en Europa o Medio Oriente, puede resumirse en un dato: el gasto militar se dispara (récord de US$ 2,7 billones) y la mayoría son víctimas civiles.
Esa violencia entre Estados tuvo esta semana un impactante correlato social en el estallido popular juvenil de Nepal, un empobrecido país de 30 millones de habitantes donde ardió el Parlamento, un ministro de Finanzas fue arrojado al río y la mujer de otro murió entre las llamas de su casa.
En ambos casos, por arriba y por abajo, por acción o reacción, lo que atraviesa un mundo de increíbles avances tecnológicos pero galopante desigualdad es el avance de una crueldad que la II Guerra Mundial parecía haber desterrado al menos como idea socialmente aceptable.
Este desenfreno cruel involucra en cambio a los mismos a poderes institucionales que debieran garantizar en cada país un piso mínimo de derechos humanos. En cambio, se dan a la caza de inmigrantes, la criminalización de la homosexualidad, la restricción de la libertad de prensa y protesta, o el bloqueo de ayuda humanitaria.
"Lo que atraviesa un mundo de increíbles avances tecnológicos pero galopante desigualdad es el avance de una crueldad que la II Guerra Mundial parecía haber desterrado"
Un nuevo orden, tripolar, multipolar o de “globalización partida” como llaman los analistas, parece formarse ahora. Y América Latina, sacudida por sus propios fenómenos de crueldad política y violencia criminal, queda atrapada en la disputa entre China y EEUU, como nos explica Bernabé Malacalza.
“Si no tenemos un mirada de región, nuestros escenarios prospectivos están atravesados por los riesgos, más que por las oportunidades”, refirió Malacalza.
La pregunta que uno debe hacerse es si un nuevo orden que reemplace al del siglo pasado sofocará estos arrestos de crueldad, o si los naturalizará para ejercer el poder global y local sin el escándalo actual pero con el mismo principio: regocijarse con la desgracia de quienes son, piensan o actúan diferente.



