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“LA DIPLOMACIA DESPUÉS DE LA PANDEMIA”, POR MICHAEL BRODSKY



Una pandemia mundial no es el mejor momento para la diplomacia. Las fronteras se están cerrando, los foros internacionales se han cancelado, las visitas se están posponiendo, y las negociaciones están en suspenso indefinidamente.


La labor de la mayoría de las misiones diplomáticas se limita a supervisar la información sobre la propagación del virus y a ayudar a la repatriación de los ciudadanos varados en países extranjeros. Los diplomáticos están ocupados subiendo a los ciudadanos de su país a bordo del último avión de vuelta a casa antes de que las fronteras se cierren herméticamente.


Nadie sabe cuándo y cómo terminará la crisis, pero no hay duda de que nos afectará a todos sin excepción. Los procesos que guían nuestras vidas hoy en día se acelerarán muchas veces bajo la influencia de esta crisis. Lo que puede llevar décadas, llevará meses. Lo que se suponía que iba a suceder a lo largo de los años ahora tomará sólo unas pocas semanas.


Habrá cambios en la mayoría de nuestras profesiones, incluyendo la de diplomático. La lucha entre la diplomacia tradicional y la moderna terminará con la victoria incondicional de esta última. Los diplomáticos tendrán que adaptarse a una nueva realidad o seguir el camino de los dinosaurios, sin estar preparados para un salto evolutivo.


Estos cambios afectarán tanto a la esencia como a la forma de la actividad diplomática. Aquí están algunos de los principales cambios tal y como se presentan hoy en día, mucho antes de que esta crisis termine:


1. Ante el choque entre dos tendencias contradictorias -una creciente interdependencia internacional por un lado, y los países que avanzan hacia una política de aislacionismo. por el otro- los diplomáticos se convertirán en protagonistas de un nuevo concepto de la globalización. Formularán las nuevas reglas del juego mundial: "Un mundo sin fronteras" en el sentido literal será sustituido por el uso generalizado de grandes datos, el intercambio global de conocimientos y experiencias, y la creación de un centro (o varios centros regionales) para la distribución de recursos vitales.


2. La importancia del "poder blando" en la diplomacia aumentará, y sobre todo, el potencial científico y tecnológico. Los diplomáticos tendrán que aprender a utilizar las ventajas tecnológicas de sus países para lograr objetivos políticos y económicos. Los países que posean sistemas modernos de atención de la salud y bases científicas y tecnológicas sólidas tendrán la ventaja sobre los países que dependen de los recursos.


3. La capacidad de utilizar eficazmente las redes sociales, junto con la creatividad y el hecho de tener un fuerte enfoque de mercado serán atributos obligatorios de los futuros diplomáticos. La tecnología de la información ha formado parte de la diplomacia moderna desde hace mucho tiempo. Con el fin de la pandemia de coronavirus estos rasgos ocuparán un lugar central en la labor del diplomático.


4. Un número cada vez mayor de problemas de salud trasciende ahora las fronteras nacionales, lo que genera una demanda creciente de respuestas políticas más concertadas, así como de coordinación diplomática a nivel mundial. La diplomacia sanitaria se convertirá en una profesión independiente. En la mayoría de las misiones diplomáticas habrá más puestos de "agregados médicos", es decir, diplomáticos que posean conocimientos médicos o médicos que tengan alguna formación diplomática.


5. El papel de las organizaciones internacionales y los organismos especializados -como la Organización Mundial de la Salud (OMS)- será más importante. Los países tendrán que aumentar las aportes a la OMS y tomar más en serio sus esfuerzos. La influencia de las instituciones financieras internacionales también aumentará considerablemente. Ellas determinarán la estrategia mundial para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia.


6. Los diplomáticos tendrán que resolver muchas cuestiones relacionadas con el movimiento de los ciudadanos en tiempos de crisis. Una opción podría ser la introducción de "visados médicos" que permitan el movimiento transfronterizo de quienes demuestren estar libres de infecciones virales. Los diplomáticos participarán activamente en la definición de nuevas normas, como las directrices de revisión médica antes de embarcar en vuelos internacionales y la creación de bases de datos sobre la salud de los ciudadanos de países extranjeros.


7. Los protocolos diplomáticos serán sustancialmente más flexibles. En una realidad en la que la mayoría de las reuniones se celebran en formato de videoconferencia, las cuestiones de protocolo y de vestuario perderán gran parte de su relevancia.


Aunque la diplomacia experimentará muchos cambios en el futuro, la tarea de todos los diplomáticos seguirá siendo la de proteger y defender los intereses de sus países. Pero para hacer frente con éxito a esta tarea después de la actual pandemia, los diplomáticos tendrán que adaptarse mucho más rápidamente a la realidad cambiante.


Publicada por el Jerusalem Post, el 4 de abril de 2020

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