LO QUE HAY QUE SABER
AMÉRICA LATINA ANTE LAS CRISIS EN LA REGIÓN
La larga crisis en Venezuela originó en 2019 una ola de reacciones inédita por su alcance, que dividió a países y bloques por el reconocimiento de una única autoridad política, entre Nicolás Maduro y Juan Guaidós.
La situación también dividió aguas en América Latina, pero dos países, México y Uruguay, tomaron la iniciativa de crear un Grupo de Contacto Internacional (GCI), decididos a lograr superar la crisis a través del diálogo.
El GCI, integrado por Bolivia, Costa Rica y Ecuador (también por la UE, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal, España, Suecia y el Reino Unido) pretende “contribuir a crear las condiciones para que surja un proceso político, que permita a los venezolanos determinar su propio futuro”, con la celebración de “elecciones libres, transparentes y creíbles”.
Ese grupo es la última de una larga serie de iniciativas regionales para resolver conflictos nacionales, algunas de ellas de un éxito inspirador para el GCI.
Qué resolvió el GCI?
En un documento final, al cabo de su primera reunión en Montevideo el 7 de febrero, el Grupo llamó a organizar en Venezuela “elecciones presidenciales libres”, bajo la Constitución venezolana.
También consideró “crucial restaurar la plena democracia, el Estado de derecho, la separación de poderes y el respeto por la democráticamente”.
¿Cómo ha resuelto situaciones de crisis internas previas la región?
Desde el retorno democrático a nivel regional desde la década de los 80, los países de América Latina han procurado incrementar sus esfuerzos de cooperación e integración, tanto en tiempos de paz como de crisis.
El primer caso trascendente fue el Grupo Contadora, frente a los conflictos armados en Centroamérica (1983), que desembocó en los Acuerdos de Esquipulas (1986/87).
¿Qué ofrece hoy América Latina frente a la crisis venezolana?
En la región conviven organismos regionales que reflejan diferentes concepciones de multilateralismo entre sus miembros. Para el caso venezolano, es relevante que la arquitectura regional latinoamericana contiene en muchas de sus instituciones dispositivos de salvaguardia democrática.
¿En qué se basan esos dispositivos?
A partir de la noción compartida por los diferentes Estados de la región de que la democracia es una condición para la estabilidad al interior de cada Estado y la paz entre ellos. A continuación repasamos algunos de ellos, y cómo han sido utilizados en momentos críticos con anterioridad:
¿Qué hay de la OEA?
En la Carta Democrática Interamericana, se sostiene que la democracia representativa es indispensable, que es propósito de la OEA promoverla y consolidarla y que es un derecho de los pueblos de América. En virtud de esto, en su artículo 19, se califica como “obstáculo insuperable” la ruptura del orden democrático o la alteración del orden constitucional que lo afecte gravemente. Es importante que se explicita el respeto por el principio de no intervención.
¿Cómo se aplicó hasta el momento en Venezuela?
Es necesario dos tercios de los votos para activar la cláusula democrática contra un Estado miembro de la OEA. Muchos pequeños Estados caribeños dependientes de Venezuela y los cercanos ideológicamente dentro del bloque bolivariano han impedido el recurso.
¿Cómo reaccionó Venezuela ante la OEA?
El 26 de abril de 2017 Maduro anunció la retirada de Venezuela de la OEA -el proceso estaría completo el 26 de abril de este año-. Ante la imposibilidad de activar la cláusula, el 5 de junio de 2018 se aprobó una resolución que condenaba la “fraudulenta reelección” de Maduro aquel 20 de mayo y exigía la entrada de ayuda humanitaria al país. La suspensión de la OEA se ha aplicado sólo dos veces (Cuba 1962, Honduras 2009).
¿Qué plantea la crisis a la UNASUR?
En el Protocolo Adicional, al definir a las instituciones democráticas y el respeto irrestricto por los derechos humanos como “condiciones esenciales” para la construcción común entre los miembros, contempla la activación ante la ruptura del orden democrático. Sin embargo, no define precisamente las condiciones y características de la misma, lo cual abre la puerta a interpretaciones y procesos de negociación.
¿Cómo reaccionó en otros casos UNASUR?
En el caso de la destitución del presidente Fernando Lugo en 2012, la UNASUR suspendió a Paraguay. Solo fue reincorporado por el Consejo de Jefes de Estado, poco más de un año después, el día de la asunción del nuevo presidente Cartes.
Pero después de la salida de la mitad de sus miembros a mediados de 2018, la organización tiene muy bajos niveles de actividad, más aún con las inminentes tratativas para la creación de PROSUR, nuevo organismo regional impulsado por Chile que reemplazaría a la actual UNASUR.
¿Cómo reaccionó ahora con Venezuela?
En un reciente comunicado de la Comisión de Cancilleres, la organización mostró su apoyo a Maduro y rechazó “cualquier intento de desestabilización democrática de orden externo o interno en el hermano país”.
La UNASUR ya había sido espacio de diálogo diplomático durante la crisis diplomática entre Colombia y Venezuela en 2010 así como también plataforma para asistencia humanitaria a Haití ese mismo año.
¿Qué establecen las reglas del MERCOSUR?
El Protocolo de Ushuaia en su artículo 1 considera a las instituciones democráticas como “condición esencial” para los procesos de integración. Se explicita la activación del dispositivo en caso de “ruptura del orden democrático”, en cuyo caso se promoverán consultas entre el resto de los países del bloque y de ellos con el país en cuestión. A diferencia de la OEA, en el MERCOSUR estas decisiones deben ser tomadas de manera unánime.
¿Cómo se aplicó hasta ahora?
El MERCOSUR también activó su dispositivo de salvaguardia democrática con Paraguay en 2012 (momento en que, por ello, ingresó Venezuela al bloque),
¿Y en el caso de Venezuela?
En el caso venezolano, el país primero fue suspendido en 2017, pero por criterios técnicos de incumplimiento de las normativas que se exigen a todos sus miembros. Más adelante ese mismo año, se decidió en una reunión de cancilleres la suspensión de Caracas.