HONDURAS VOTA ENTRE TERCIOS
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Los hondureños votarán en las presidenciales de este 30 de noviembre con un escenario electoral dividido en tres que confronta al oficialismo progresista con dos opciones conservadoras tradicionales que prometen alinearse con el EEUU de Trump para contener la creciente presencia de China en el país centroamericano.
Unos 6,3 millones de hondureños están convocados este 30 de noviembre para elegir nuevo presidente entre la oficialista progresista Rixi Moncada (LIBRE) y los derechistas Nasry Asfura (Liberal) y Salvador Nasralla (Nacional), tras una campaña que debatió intensamente sobre las relaciones del país con Estados Unidos y China.
De los comicios surgirán, además del sucesor/a de la presidenta Xiomara Castro por cuatro años en una única vuelta (no hay ballottage), 128 diputados del Congreso nacional, 20 del Parlamento Centroamericano,128 alcaldes y 2.168 regidores elegidos entre mayores de 18 años y sin voto obligatorio.
El clima preelectoral está condicionado por denuncias cruzadas de posible fraude entre gobierno y oposición, una posibilidad sobre las que alertaron también en diversos tonos la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE) y la administración del presidente Donald Trump desde Estados Unidos.
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Moncada (60), abogada y actual ministra de Defensa de Castro, fue funcionaria del gobierno de Manuel Zelaya (el esposo de la actual presidenta derrocado por las Fuerzas Armadas en 2009), y después ministra de Finanzas (2022-2024). Las encuestas difieren sobre las posibilidades reales de los tres candidatos.
El conservador Asfura (67) es un empresario de la construcción que culminó su carrera política como alcalde de Tegucigalpa por dos periodos hasta 2022 y en las presidenciales de 2021 perdió ante Castro pero obtuvo 36,9% de los sufragios.
El centroderechista Nasralla (72), un presentador televisivo candidato antes por distintos partidos, fue vicepresidente de Castro pero renunció en 2024, con el argumento de que el gobierno nunca luchó contra la corrupción, su bandera.
El desafío de Moncada es continuar la tercera vía abierta por Zelaya en 2005, cuando rompió el bipartidismo histórico de los partidos Liberal y Nacional con una opción progresista que abrazó el regionalismo latinoamericano pero que le costó ser derrocado en 2009 por los militares y con el visto bueno de las derechas.
En 2013, Zelaya y Castro crearon el nuevo partido LIBRE, que en 2017 tuvo como candidato justamente a Nasralla pero perdió las elecciones por 0,5% (50 mil votos) frente al reelecto presidente Juan O. Hernández (2013-2021), del Partido Nacional.
Con Castro como candidata, LIBRE coronó finalmente su proyecto de tercera vía política en alianza nuevamente con Nasralla, quien rompió el acuerdo el año pasado, dejó la vicepresidencia y saltó otra vez a las filas del Partido Nacional, desde la cuales repudia incluso a Zelaya y justifica su derrocamiento.
China o EEUU

Honduras va a las urnas con una economía históricamente agrícola y primarizada, muy dependiente del comercio con EEUU y con una altísima informalidad laboral (82%) y pobreza (60,1%). El gobierno de Castro acordó con el FMI en 2023 un programa de 850 millones de dólares que ya pasó por su tercera revisión, mientras se estima un crecimiento del PIB para 2025 superior al 3%.
Pero fue el posicionamiento estratégico que debe tener el país frente a la rivalidad entre China y Estados Unidos lo que tiñó buena parte de la campaña presidencial. El gobierno de Castro, en particular, estableció relaciones diplomáticas con Beijing en 2023, cuando simultáneamente las rompió con Taiwán.
En cambio, Asfura y Nasralla prometen reconsiderar las relaciones con el gobierno autónomo de Taipei, en línea con lo que hizo en 1990 el entonces gobierno de Violeta Chamorro, y para favorecer las relaciones con Estados Unidos, que bajo la Administración Trump impuso aranceles de 10% a los productos hondureños, y ya se los retiró en cambio a otros vecinos exportadores como Guatemala y El Salvador.
Desde la derecha, Asfura ha sido el vocero más enfático de la posición pro estadounidense al punto de justificar las deportaciones masivas ordenadas por el presidente Donald Trump y prometer un alineamiento automático con Washington muy parecido al que despliega Javier Milei en Argentina.
“Tengo un triángulo en el que estoy claro: se llama Estados Unidos, Israel y Taiwán”, afirmó Asfura. “Con ese triángulo de países amigos podemos construir un gran equipo de trabajo para crear soluciones para el país”, que mientras se relacionaba con Taipei estaba “100%” mejor que ahora con sus vínculos con Beijing, dijo.
Nasralla, a su vez, aboga por romper con el régimen de Nicolas Maduro en Venezuela, reivindica las políticas de seguridad del vecino Nayib Bukele en El Salvador, y las de deportación masiva de EEUU, donde viven 1,1 millones de hondureños.
“Estados Unidos quiere aceptar a nuestros migrantes, pero los quiere aceptar en forma legal, que tengan papeles. Si decide quitarnos la comida o las remesas (25% de ingresos anuale del país y unos 25 millones de dólares diarios en 2024, el 85% procedentes de EEUU, según el FMI), desaparecemos del mapa”, alega para justificar un acercamiento a Washington.
La oficialista Moncada llamó en cambio a los hondureños a dar "un mensaje contundente a la oposición y grupos externos", en alusión a la congresista estadounidense María Elvira Salazar, quien denunció que Castro estaba “maniobrando para robarse la elección” e imponer un “proyecto comunista”.
Moncada pidió a Salazar “respetar al pueblo hondureño” y condenó lo que calificó como una conducta intervencionista, en medio de denuncias cruzadas por un posible fraude electoral que también puso en alerta a la OEA y la UE.
La OEA expresó su preocupación, pidió que las autoridades electorales puedan realizar "labor técnica de conformidad con la ley, libres de injerencias y presiones indebidas de cualquier actor político" y responsabilizó al Estado por ello.
Por su parte, el subsecretario de Estado de EEUU para América Latina, Christopher Landau, advirtió que Washington reaccionará “con rapidez y firmeza” ante cualquier intento de perturbar el proceso electoral en Honduras y llamó inclusive a las autoridades militares a “respetar escrupulosamente las leyes y la Constitución”.
“Ni se atrevan a querer robarle la victoria a la resistencia popular y al pueblo hondureño”, respondió Moncada. “Si intentan un nuevo fraude, nos van a ver encendidos como el más grande volcán de la historia de Honduras”, advirtió, al recordar una protesta social de 2017 que dejó 22 muertos.
Por fin, la UE también expresó “su preocupación por los recientes acontecimientos que afectan el marco institucional y los preparativos para las elecciones" y pidió a las autoridades y a todos los partidos políticos y actores “garantizar que las instituciones electorales puedan operar de manera independiente y efectiva".


