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ELECCIONES EN INDONESIA 2019



Por primera vez en siete décadas de vida independiente, Indonesia celebrará el 17 de abril elecciones generales para elegir simultáneamente gobierno y parlamento de esa república, que es la mayor economía del sudeste asiático y el cuarto país más poblado del planeta, con 265 millones de habitantes y un padrón de 193 millones de votantes.


La lucha por la Presidencia reeditará la que protagonizaron hace cinco años el actual presidente Joko Widodo (57 años), del Partido Democrático Indonesio, que ha marcado la política en las últimas dos décadas, y su gran rival otra vez, el exmilitar Prabowo Subianto (67). Si en primera vuelta ninguno obtiene más de la mitad de los votos, se enfrentarán en segunda vuelta.


En 2004, Indonesia reformó su sistema político para establecer elecciones presidenciales por voto directo. Además, hay más de 245.000 candidatos para más de 20.000 escaños de todos los niveles, en lo que puede ser la elección de un solo día más complicada a nivel global, en paralelo con la que celebrará este año en la India, entre abril y mayo.


¿Cuál es la importancia de Indonesia?

Indonesia se ha convertido en la mayor economía del sudeste asiático, hasta superar la simbólica cifra del billón de dólares de PIB hace un par de años. Es el cuarto país más poblado y también con más musulmanes (225 millones), o 1 de cada 8 creyentes del islam a nivel global.

A pesar de ello, sostiene un Estado secular desde su independencia de los holandeses (1950). Tiene un lugar estratégico en las rutas que conectan el Índico con el Pacífico, por las que pasa más de un tercio del comercio marítimo mundial, y produce más de 15 millones de barriles de petróleo por día, según la UNCTAD.


¿Quién gobierna hasta ahora?

Luego de los regímenes autoritarios de Sukarno y Suharto (1945-1998), sucesivos gobiernos han logrado organizar periódicas elecciones libres y pacíficas. El presidente Widodo llegó al poder en 2014 en un escenario altamente competitivo, pero durante su mandato se valió del apoyo de políticos acusados de corrupción y de algunos líderes religiosos intolerantes, mientras devolvió influencia a los militares rodeándose de ex generales.


Durante su mandato la comunidad internacional ha denunciado violaciones a los derechos humanos y el debilitamiento de la protección de las minorías. No obstante, Widodo mantiene una alta popularidad e imagen de eficaz a la hora de cumplir promesas de gobierno.


¿Quién lo desafía y qué promete?

Subianto, es un exmilitar que estuvo casado con una de las hijas de Suharto y que, tras ser derrotado ajustadamente por Widodo en 2014, intentó acercarse esta vez sectores disconformes con el actual gobierno.


Por un lado, ha prometido disminuir la dependencia de la economía indonesia del exterior y aumentar la base impositiva para potenciar al Estado. Por otro lado, procuró compensar su edad con un candidato a vicepresidente relativamente joven -el 40% del electorado tiene menos de 35 años- y vinculado con el mundo de los negocios, Sandiaga Uno (49).


¿Qué cargos se dirimen?

En esta edición, 193 millones de indonesios podrán votar en más de 800.000 colegios electorales repartidos en cientos de islas para elegir a su líder en el más grande comicio presidencial directo del mundo. Los indonesios votarán por las cámaras alta y baja del parlamento nacional, así como por las legislaturas provinciales y de distrito.


Para poder competir en las elecciones generales, es preciso tener al menos un 20 por ciento de representación en el Parlamento, o haber obtenido un 25 por ciento en la elección anterior, lo cual asegura virtualmente la continuidad del bipartidismo.


El presidente resulta elegido con el 50 por ciento más uno de los votos y si ninguno los alcanza en la primera vuelta, se dirime en la segunda.


¿Cuál es el contexto actual de Indonesia?

Muchos de los desafíos de Indonesia hoy en día provienen la propuesta de los reformasi, el movimiento de política gradualista que dio origen al Estado indonesio democrático. Se optó por un proceso de cambio paulatino en lugar de una revolución: así se evitó el derramamiento de sangre y la incertidumbre que habrían acompañado a los esfuerzos por desmantelar verdaderamente el antiguo régimen de Suharto. Todo ello, a costa de dejar a las figuras e instituciones de la era anterior en lugares de poder.

La llegada de la libertad de expresión y asociación ha permitido el florecimiento de todo tipo de grupos de la sociedad civil, incluidos los islamistas de línea dura que han reavivado debates de larga data sobre el papel del islam en el Estado y la sociedad en el país asiático.

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