Brasilia será escenario el 13 y 14 de noviembre de la XI Cumbre de Líderes del BRICS, el conjunto de economías emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que cumple así más de una década de reuniones intergubernamentales formales. ¿Qué simboliza hoy el BRICS? ¿Qué desafíos enfrenta?
¿Qué es el BRICS?
El acrónimo, que surgió como eslogan de la calificadora Goldman Sachs en 2001 para designar a destinos atractivos de inversión, se materializó al poco tiempo.
En 2006, en el marco de las sesiones de la Asamblea General de la ONU, los cancilleres de cuatro países (Brasil, Rusia, India y China) se reunieron por primera vez para comenzar a dar vida al BRIC.
Hace diez años se reunieron en Ekaterimburgo, Rusia, por primera vez. Dos años después se incorporaba la ‘S’ de Sudáfrica, y así se incluía a un exponente africano dentro del club de potencias emergentes.
¿Qué tienen en común?
Principalmente por sus bajos costos laborales y altas tasas de crecimiento económico, en 2011 el BRICS constituía un destino muy atractivo para la expansión inversora desde los mercados de capitales de Europa y Estados Unidos.
Esta concepción original de los países del BRICS como receptores se combina con la expectativa de esas economías como proveedoras: China e India de manufacturas, Brasil, Rusia y Sudáfrica de materias primas.
Todos sus países cuentan con grandes poblaciones -incluso Sudáfrica, el país menos populoso, cuenta con 60 millones de habitantes- y durante la última década expandieron sus clases medias de a millones.
Tres de ellos son potencias nucleares (Rusia, China e India), dos de ellos eligieron no serlo (Brasil y Sudáfrica).
¿Cuáles son sus diferencias?
Los países miembros del BRICS son divergentes en muchos aspectos. Los hay de población muy joven como Sudáfrica, con edad promedio de 27 años, o Rusia, con un promedio apenas inferior a los 40.
Sus economías siguen dependiendo de productos clave (los minerales en el caso sudafricano, los hidrocarburos en el caso ruso) o de variables muy exigentes (la tecnología de vanguardia en el caso indio, la construcción en el caso chino).
Sus regímenes políticos son muy diversos también. Hay diseños más centralizados como el chino y el sudafricano, o federales como el ruso, el indio y el brasileño.
Algunos son parlamentarios (Sudáfrica e India), otros más presidenciales (Rusia, Brasil y China). Mientras Beijing es un régimen de partido único, Rusia y Sudáfrica tienen partidos hegemónicos, India y Brasil un sistema multipartidario con distintos niveles de fragmentación.
¿Qué refleja el BRICS?
Más allá del costado económico, los países del BRICS son prueba de un cambio en la distribución de poder a nivel sistémico. De hecho, la relevancia y visibilidad del BRICS incrementó exponencialmente luego de la crisis financiera de 2008 y la consecuente recesión mundial de 2009.
En términos diplomáticos este formato multilateral puede inscribirse dentro de las lógicas de cooperación Sur-Sur, donde países en vías de industrialización maximizan sus oportunidades a partir de necesidades compartidas.
Si bien los países del BRICS son diferentes entre sí en términos políticos, a veces se señala la influencia de este grupo en el fenómeno actual del resurgimiento de liderazgos personalistas, discursos nacionalistas y mecanismos sutiles de vulneración de garantías constitucionales.
Del mismo modo, si bien en su ascenso generan tensiones con los grandes poderes tradicionales (como Estados Unidos o la Unión Europea), tampoco es que buscan un cambio del orden global. Por el contrario, persiguen un cambio en el orden que se ha construido desde la segunda posguerra.
Ejemplos de ello han sido la creación del Nuevo Banco de Desarrollo en 2014 y el Acuerdo de Reservas de Contingencia al año siguiente.
¿Cómo llega el grupo a Brasilia 2019?
Más de una década después de su creación, la algarabía que despertó el BRICS en sus momentos iniciales se ha moderado considerablemente. En un mundo de grises, no está claro ni que los centros económicos del Atlántico Norte estén en declive total, ni que los mercados emergentes tengan un destino inexorablemente glorioso.
En Brasilia el grupo deberá demostrar su capacidad de coordinación para hacer frente a los grandes problemas compartidos y consensuar exitosamente acciones que beneficien a todos sus miembros.
Existen ciertos fantasmas comunes en lo inmediato, como el desempleo (preocupante para Sudáfrica y Brasil, potencial para India y China), la desigualdad (todos los países superan el 0.35 del indicador Gini), la guerra comercial; el cambio climático y el terrorismo en términos más generales.
¿Qué se discutirá el grupo en su 11° Cumbre?
El lema de la reunión de este año es “crecimiento económico para un futuro innovador”. Como el país anfitrión pauta la agenda de trabajo, este año desde Itamaraty se propusieron como ejes la cooperación en ciencia, tecnología e innovación; la economía digital; la lucha contra el crimen transnacional organizado; y la interacción entre el Nuevo Banco de Desarrollo y el Consejo Empresario del BRICS.