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“¿Puede EEUU ganarle la guerra comercial a China?”, por Martin Wolf

  • Foto del escritor: Embajada Abierta
    Embajada Abierta
  • hace 6 horas
  • 4 Min. de lectura

El “Día de la Liberación” de Donald J. Trump de supuestos “aranceles recíprocos” contra el resto del mundo -posiblemente, las propuestas de política comercial más excéntricas jamás realizadas- se ha convertido - tras una apurada marcha atrás por la reacción negativa de los mercados- en una guerra comercial con China. 


Esto puede (o no) haber sido lo que se pretendía desde el principio. Entonces, ¿puede Trump ganar esta guerra contra China? De hecho, ¿puede EEUU, tal y como está ahora en la segunda etapa de Trump, esperar tener éxito en su rivalidad más amplia con China? La respuesta es “no”.


Y esto no se debe a que China sea invencible, ni mucho menos. Es porque EEUU está tirando por la borda todo lo que necesita si quiere mantener su estatus en el mundo frente a una potencia tan enorme, capaz y decidida como China.


“Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, dijo Trump en 2018. Como proposición general, esto es falso: las guerras comerciales perjudican a ambas partes. Puede que se llegue a un acuerdo que haga que ambas partes estén mejor que antes. Lo más probable es que cualquier acuerdo haga que una parte esté mejor que antes y la otra peor. Este último tipo de acuerdo es, presumiblemente, el que Trump espera que se alcance: EEUU ganará y China perderá.


EEUU ha impuesto un arancel del 145% a las importaciones chinas, mientras que China impuso otro del 125% a EEUU. China también ha restringido las exportaciones de “tierras raras” a EEUU. Se trata de barreras comerciales muy elevadas, de hecho prohibitivas. Esto parece un "enfrentamiento mexicano", en el que ninguna de las dos superpotencias puede ganar.


Se da a entender que el plan estadounidense (si es que existe) consiste en "persuadir" a los socios comerciales para que impongan fuertes barreras a las importaciones procedentes de China a cambio de un acuerdo favorable en materia comercial (y quizá en otros ámbitos, como la seguridad) con EEUU. ¿Es plausible este resultado? No.


Una de las razones es que China también tiene cartas poderosas. Muchas potencias importantes ya comercian más con China que con EEUU: entre ellas están Australia, Brasil, India, Indonesia, Japón y Corea del Sur. Sí, EEUU es un mercado de exportación más importante que China para muchos países significativos, en parte debido a los déficits comerciales de los que se queja Trump. Pero China también es un mercado importante para muchos. Además, China es una fuente de importaciones esenciales, muchas de las cuales no pueden sustituirse fácilmente. Las importaciones son, después de todo, el propósito del comercio.


Por sobre todo, EEUU se ha vuelto poco fiable. Un EEUU "transaccional" es aquel que siempre busca un acuerdo mejor. Ningún país en su sano juicio debería apostar su futuro por un socio así, especialmente contra China. El trato que dio Trump a Canadá fue el momento decisivo. Los canadienses han respondido reeligiendo a los liberales en el poder en lugar de los conservadores. ¿Aprenderá Trump de esto? ¿Puede un tigre cambiar sus manchas? Así es él. También es un hombre al que los votantes estadounidenses han elegido dos veces. Además, romper con China sería arriesgado: China no olvidará y es poco probable que perdone.


Y no menos importante, China cree que su pueblo puede soportar el dolor económico mejor que los estadounidenses. Además, para ella, la guerra comercial es principalmente un choque de demanda, mientras que para EEUU es principalmente un choque de oferta. Es más fácil reemplazar la demanda perdida que la oferta perdida.


En resumen, EEUU no conseguirá los acuerdos que aparentemente busca ni la victoria sobre China que espera. Mi suposición es que, a medida que esto se haga evidente para la Casa Blanca, Trump se retirará al menos parcialmente de sus guerras comerciales cantando victoria, mientras avanza en alguna otra dirección.


Sin embargo, eso no cambia la realidad de que EEUU está compitiendo con China por la influencia mundial. Lamentablemente, los Estados Unidos que muchos quieren que lo hagan bien no son estos Estados Unidos.


Es más, a los Estados Unidos de Trump no les irá bien. Su población es una cuarta parte de la de China. Su economía es casi del mismo tamaño, porque es mucho más productiva. Su influencia, cultural, intelectual y política, sigue siendo mucho mayor que la de China porque sus ideales e ideas son más atractivos. EEUU ha sabido crear potentes alianzas con países afines que refuerzan esta influencia. En resumen, ha heredado y, por tanto, ha sido bendecido con enormes activos.


Ahora, consideren lo que está sucediendo bajo el régimen de Trump: intentos de transformar el estado de derecho en instrumento de venganza; el desmantelamiento del gobierno federal; el desprecio por las leyes que son la base del gobierno legítimo; ataques a la investigación científica y a la independencia de las grandes universidades; guerras contra las estadísticas fiables; hostilidad hacia los inmigrantes (y no solo los ilegales), a pesar de que han sido la base del éxito del país en todas las generaciones; un repudio absoluto de la ciencia médica y de la ciencia del clima; un rechazo absoluto de las ideas más básicas de la economía del comercio; una equivalencia o (mucho peor que eso) preferencia por Vladimir Putin, el tirano de Rusia, frente a Volodymyr Zelenskyy, líder de la Ucrania democrática; y un desprecio abierto por el conjunto de alianzas e instituciones de cooperación sobre las que descansa el orden mundial construido por EEUU. Todo ello de la mano de un movimiento político que ha abrazado la insurrección de enero de 2021.


Sí, el orden económico mundial necesita mejoras. Los argumentos a favor de que China cambie hacia un crecimiento basado en el consumo son abrumadores. También está claro que se necesitan muchas reformas en EEUU. Sin embargo, lo que está ocurriendo ahora no es una reforma, sino la ruina de los cimientos del éxito estadounidense, dentro y fuera del país. Será difícil revertir los daños. Será imposible que la gente olvide quién y qué lo causó.


Unos Estados Unidos que intentan sustituir el Estado de Derecho y la Constitución por un capitalismo corrupto de amiguetes no superarán a China. Unos Estados Unidos puramente transaccionales no recibirán el apoyo incondicional de sus aliados. El mundo necesita unos Estados Unidos que compitan y cooperen con China. Desgraciadamente, estos Estados Unidos no lo harán bien.


Texto original aquí


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