Brasil abre con los comicios generales de este domingo 7 de octubre (a presidente y vice, diputados, senadores y 27 gobernadores) un incierto proceso electoral, el primero desde la cuestionada destitución por impeachment hace dos años de la ex presidenta Dilma Rousseff (2011-16), y que según todas las previsiones se definirá en la segunda vuelta presidencial el próximo 28 de octubre.
El resultado de los comicios determinará el futuro político y económico de la primera potencia sudamericana y, por lo tanto, influirá también en toda la región, que durante los últimos años dio un giro conservador tras década de gobiernos progresistas, como los de Roussef y de su predecesor Lula Da Silva (2003-11), del Partido de los Trabajadores (PT).
Según los sondeos, los favoritos a pasar al ballottage son el ultraderechista Jair Bolsonaro, un ex militar que capitaliza el descontento social y atrae el más visceral rechazo al PT, y Fernando Haddad, un ex alcalde paulista designado candidato petista a último momento, cuando el ex presidente Lula, condenado por “corrupción pasiva” y en la cárcel desde abril, fue definitivamente proscrito por la Justicia.
Los comicios se realizan en un contexto económico difícil, después de dos años de recesión y una recuperación muy leve en el actual, y políticamente todavía más complicado, por la destitución de Dilma, la corrupción generalizada que destapó la investigación Lava Jato, hasta afectar al actual presidente Michel Temer, designado por el Congreso y la violencia en Río de Janeiro que culminó en el asesinato de la concejal Marielle Franco, en marzo.
¿Qué se vota además de presidente?
El próximo domingo, los brasileños elegirán un nuevo presidente, 513 diputados, 53 senadores y 27 gobernadores. La Cámara de Diputados se renovará por completo, mientras que la Cámara de Senadores renovará dos tercios. Además, los 26 Estados de Brasil y el Distrito Federal (la capital del país, Brasilia) elegirán nuevos representantes.
¿Cómo se elige al Congreso?
El Congreso Nacional (Congresso Nacional) es bicameral. La Cámara de Diputados está formada por 513 miembros elegidos de forma directa por 4 años. El Senado Federal está formado por 81 miembros elegidos de forma directa por 8 años, pero se renuevan alternativamente cada 4 años. Primero 1/3, y después los 2/3 restantes.
¿Cómo es el sistema electoral de Brasil?
La Constitución brasileña de 1988 asume dos tipos de sistemas electorales, el mayoritario y el proporcional. El primero se utiliza para las elecciones ejecutivas municipales y estaduales del gobierno federal y para la elección de los senadores. Los mandatos ejecutivos tienen una duración de 4 años, mientras que los senadores asumen por un total de 8 años. Los Estados pueden elegir tres senadores con una renovación parcial de la Cámara Alta de un tercio y dos tercios cada 4 años.
El sistema mayoritario presenta dos variantes. Por un lado, se elige a los senadores y los alcaldes de municipios con menos de doscientos mil electores. En estos casos la elección es a una sola vuelta, es decir, gana el candidato que obtiene la mayoría relativa de los votos. Por otro, existe la elección presidencial, la de Gobernadores y Alcaldes de municipios con más de doscientos mil electores. En estos casos la elección es a dos vueltas (salvo que en la primera algún candidato logre la mayoría absoluta de los sufragios), disputándose el cargo en la segunda ronda los dos candidatos más votados inicialmente.
¿Cómo se elige presidente?
El presidente es electo por mayoría absoluta. En el caso de que ninguno de los candidatos obtenga dicha mayoría se celebra una segunda vuelta. La duración del mandato es de 4 años, pudiendo ser reelecto.
¿Cómo se eligen a los diputados?
Se aplica el sistema de representación proporcional. En el caso de los senadores, se aplica el sistema mayoritario y se eligen tres senadores por cada estado. Cada uno de ellos, representa circunscripciones uninominales y binominales. Se renueva parcialmente cada cuatro años.
¿En qué contexto socioeconómico se vota?
Brasil es la primera economía latinoamericana (2,5% del PIB global), aunque con la crisis de los últimos tres años perdió el terreno ganado en la década 2005-2014, que sacó a 30 de sus 208 millones de habitantes de la pobreza, y encaró en cambio un severo ajuste fiscal, con privatizaciones y flexibilización laboral, bajo el actual gobierno de Michel Temer.
Tras dos años de recesión (-3,5% en 2015 y lo mismo en 2016), el PIB rebotó 1% en 2017 y se espera que 2018 termine sin muchos cambios (+1,6%). En 2017, en esta economía que sigue siendo la novena más desigual del planeta, el PIB per cápita era de 9.895 dólares, debajo de la media mundial (10.714 dólares).
Los últimos datos, de abril de 2018, indicaron que casi 15 millones de brasileños viven ahora en la pobreza extrema, 11% más que en 2017. Entre 2001 y 2012, el país había erradicado el 75% de la pobreza extrema (FAO). En 2017, el 1% de la población más rica del país ganó 36,1 veces más que la mitad más pobre (unos 8 mil dólares mensuales).
Con 208 millones de habitantes de perfil urbano (85%), de los cuales 51,8% son mujeres y 24,7% menores de 18 años, la sociedad brasileña que elegirá presidente (148 millones de votantes) mantiene una mayoría étnica de mestizos (47,1%), casi tantos como los blancos (43,1%), mientras los negros (8,8%) y los aborígenes y asiáticos (0,8%) son minorías.
El salario mínimo es de 965 reales (unos 300 dólares), el desempleo de 12,1%, la inflación de un 3% anual (previsión de 4,2% en 2018) y la deuda pública de 77% del PIB, con reservas medidas en agosto pasado de unos 381 mil millones de dólares.
¿Quiénes son los candidatos presidenciales?
Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal)
El ultraderechista Jair Bolsonaro, de 63 años, es un ex capitán del Ejército brasileño que entró al Congreso Federal como diputado a los 36 y desde entonces permaneció en el candelero político, hasta coronar ahora la posibilidad de convertirse en presidente de Brasil pese a reivindicar la última dictadura militar (1964-85). Comparado con Donald J. Trump, por su apego a las redes sociales y el tenor hiriente de sus declaraciones homofóbicas, una de sus consignas en esta campaña fue liberar la portación de armas para enfrentar la ola delictiva en el país, pero también la corrupción, pero la base de su programa es un ideario económico liberal con el que promete sacar a Brasil de la profunda crisis que atraviesa hace por lo menos tres años.
Su candidatura por el minúsculo Partido Social Liberal (PSL), y la de su compañera de fórmula, la ultraderechista Ana Amélia Lemos (Partido Progresista), levanta tanta resistencia como apoyos, por su cuestionamiento de la igualdad de género, sus expresiones misóginas, su ataque a las políticas de igualdad étnica y su desprecio por los homosexuales. El 6 de septiembre, una puñalada en el abdomen durante un mitin callejero dejó a Bolsonaro al borde de la muerte, pero se recuperó y continuó la campaña para la primera ronda electoral desde el hospital. Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores)
Fernando Haddad, un abogado y ex profesor universitario de 55 años que gobernó San Pablo, se convirtió en candidato hace menos de un mes, cuando la justicia electoral invalidó la participación de Luiz Inácio da Silva -en cárcel por corrupción pasiva- y el Partido de los Trabajadores (PT) optó por él con la bendición del ex presidente. Con la promesa de recuperar las políticas económica y sociales de los gobiernos de Lula y de su sucesora Dilma Rousseff, destituida en 2016, Haddad consiguió enseguida ubicarse en el segundo lugar de las preferencias electorales para la primera vuelta recuperando gran parte del electorado de Lula, que era el favorito de los sondeos antes de ser excluido. Durante ocho años ministro de Educación (2005-2013) del PT, dejó el gobierno de la ex presidenta Dilma Rousseff (2011-2016), para disputar y conquistar la alcaldía paulista, aunque falló en su intento de ser reelecto en 2016.
Ciro Gomes (Partido Democrático Trabalhista)
Ciro Gomes, un abogado nordestino de 60 años que compite por tercera vez por la presidencia, representará desde el Partido Democrático Trabalhista (PDT) otro intento de la izquierda para volver al poder y competir por ello en primera vuelta con Fernando Haddad (PT), cuya nominación neutralizó la posibilidad de quedarse también con esos votos.
La más reciente polarización electoral, entre Jair Bolsonaro (PSL) y Haddad, postergó a Gomes a un lejano tercer lugar en las encuestas, pese a su larga carrera política que lo convierte en un candidato más experimentado que los favoritos, aunque sus excesos verbales -le dijo “ladrón” al actual presidente Michel Temer- le valieron decenas de juicios.
Gomes, oriundo de Ceará, fue alcalde, gobernador, diputado y ministro. En 1994, fue titular de Hacienda en 1994, en el primer año del Plan Real contra la hiperinflación, pero después también fue ministro de Integración Nacional, de 2003 a 2006, con Lula.
Geraldo Alckmin (PSDB)
El gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckmin, de 65 años, candidato del Partido de la Social Democracia (PSDB), una fuerza histórica muy vinculada con las élites ilustradas del Brasil, nunca logró despegar en los sondeos con su estrategia electoral de mostrarse como el postulante más serio y adecuado para pilotear la crisis.
Alckmin, quien ya fue candidato presidencial en 2006 y terminó derrotado por Lula en la segunda vuelta, se alió esta vez con partidos de centro y de derecha para tener más posibilidades, pero sólo consiguió por ahora los espacios más generosos de propaganda gratuita de la campaña, en la que luce aburrido respecto de sus contendientes.
Marina Silva (Rede Solidariedade)
Candidata por tercera vez consecutiva a la presidencia brasileña de Rede, la ambientalista amazónica Marina Silva, de 60 años, llega nuevamente a las urnas respaldada por una durísima vida personal que comenzó como empleada doméstica y enfrenta a sus candidatos, todos hombres, con una indiscutible fama de honestidad y compromiso social.
Silva, cuya fe evangélica la vuelve conservadora en lo social, fue senadora del Partido de los Trabajadores (PT) y ministra de Medio Ambiente de Lula, con quien rompió políticamente, para terminar tercera como candidata más votada en 2010 y 2014. Esta vez la polarización la vuelve a desplazar al tercer lugar en las encuestas.