Del 23 al 26 de mayo, casi 400 millones de ciudadanos de los 28 países de la Unión Europea (UE), incluido el Reino Unido inmerso en el caótico proceso del Brexit, podrán elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo para los próximos cinco años.
En estos comicios serán elegidos 751 legisladores que, a su vez, designarán al presidente de la Comisión Europea para 2019-2024.
Las europeas se dan este año en un contexto de alta volatilidad electoral, no sólo en Gran Bretaña sino en otros países donde los resultados serán un termómetro para escenarios políticos locales que experimentan altos niveles de polarización.
En términos prácticos, los resultados en el Reino Unido se convertirán en un referéndum de facto sobre el destino del Brexit, y en España deberán leerse en conjunto con las elecciones municipales y autonómicas que pueden ratificar el reciente triunfo del socialista PSOE en las últimas generales en las que la cuestión separatista catalana tuvo fuerte protagonismo.
Pero, a su vez, estos comicios son considerados un auténtico plebiscito sobre el futuro de toda la Europa comunitaria frente al ascenso de fuerzas decididas a recortar el proyecto nacido en la posguerra o, incluso, a disolverlo.
¿Qué significan estas elecciones?
Las elecciones europeas son la herramienta de sufragio directo prevista por el sistema institucional de la UE para que los ciudadanos incidan en las decisiones de la Unión.
Los representantes, o eurodiputados, tienen la potestad de legislar en el marco comunitario, pero también de votar nuevos acuerdos comerciales, chequear a otras instituciones europeas y controlar e investigar cómo se ejecuta el enorme presupuesto de la UE, unos 165 mil millones de euros en 2019.
¿Cómo se vota?
Cada uno de los 28 países miembros de la UE tiene una representación parlamentaria que varía según su población. Así, Luxemburgo tiene 6 escaños y Alemania, 96. Se vota entre el 23 y el 26 de mayo según el país, pero en todos el sistema debe ser proporcional para garantizar que los eurodiputados electos reflejen lo mejor posible la heterogeneidad de ideas en cada país.
¿Se vota a partidos políticos?
Técnicamente, a las elecciones europeas se presentan los mismos partidos que en una elección nacional. Sin embargo, fuerzas políticas de varios países con ideologías similares (conservadores, socialdemócratas, liberales, verdes y, ahora, ultraderechistas) se agrupan en plataformas comunes dentro del Europarlamento.
Son grupos políticos transnacionales que enmarcan a los distintos partidos bajo un mismo programa, en clave continental y no local. Esas plataformas son decisivas a la hora de construir una mayoría que pueda designar al presidente de la Comisión Europea.
¿Cuáles son las opciones?
Los candidatos de las principales plataformas proeuropeas son:
- Manfred Weber, del Partido Popular Europeo (EPP),
- Frans Timmermans, del Partido Socialista Europeo (PES),
- Guy Verhofstadt, de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (ALDE),
- Ska Keller, del Partido Verde Europeo.
Se los ha visto en debates públicos, donde ofrecieron puntos de vista contrastantes sobre el futuro de la UE, sus políticas sociales y económicas. Las discusiones más agudas se dieron sobre seguridad, la crisis migratoria y sobre si la UE debía aspirar a construir un ejército propio.
Si entre dos o más plataformas superan el 50% de los escaños, podrán construir una coalición proeuropea que siga liderando el Europarlamento por los próximos cinco años.
¿Qué pueden cambiar los euroescépticos?
Estas elecciones europeas tienen un protagonismo inédito de partidos euroescépticos o “soberanistas”, que por primera vez tienen la posibilidad de formar su plataforma común en el Europarlamento y según los sondeos, obtener su mayor cantidad de escaños hasta ahora.
Exponentes de esta línea son Nigel Farage en el Reino Unido, cuyo Brexit Party aventaja a conservadores y laboristas en las encuestas; Marine Le Pen en Francia y Angelo Ciocca en Italia, además del ascendente ultraderechista AdF en Alemania, el Jobbik de Hungría y el PVV de Holanda. A ellos se les podrían sumar el Fidesz húngaro del premier Viktor Orban, hasta ahora parte de los populares pero listos para romper por sus posturas contra la inmigración.
Los pronósticos especulan con que la suma de estas opciones “soberanistas” podrían, incluso, disputar el lugar de la segunda fuerza a los socialdemócratas, lo que les daría capacidad de bloqueo a cualquier coalición proeuropea.
¿Cuál es el contexto económico?
Hoy, la UE crece pero sufre aún las consecuencias de la crisis económica de 2009. Esta economía (la mayor del mundo con un PIB agregado de 19,27 billones de dólares), exhibe signos de recuperación y estabilidad macroeconómica, pero desde 2017 se ha desacelerado (al 1,5% este año). Con un desempleo en sus niveles más bajos desde los 2000 (6,4%), las diferencias entre el promedio y países como Grecia, España o Italia llega a los 12 puntos.
Ello se ve agravado por unos ingresos salariales modestos, a pesar de que la brecha entre los países donde es más alto (como Dinamarca) y los más bajos (como Bulgaria) se reduce.
Si bien lo peor de la crisis de la eurozona (2010-2012) ya ha quedado atrás, el resentimiento por las recetas de “austeridad” de la UE persiste en países como Chipre, Grecia, Italia y España. La tensión entre los países más dinámicos y los más rezagados, en una UE “a dos velocidades”, alimenta electorados que sienten que las élites tecnócratas europeas se distancian del ciudadano común en favor de grandes intereses corporativos y financieros.
¿Cómo influye el Brexit?
En estas elecciones europeas existe una gran paradoja política: uno de los países que votará sus representantes para el Europarlamento, el Reino Unido, puede dejar pronto la UE (nunca formó parte de la zona euro).
La postergación acordada por Londres y Bruselas de una salida definitiva del bloque (Brexit) para el 31 de octubre dejó como consecuencia que los británicos tuvieran que participar de estas elecciones: siguen siendo un miembro con plenos derechos y obligaciones.
Los euroescépticos no conservadores o laboristas formaron el Brexit Party (encabezado por el independentista Nigel Farage) para ocupar las bancas del Parlamento Europeo hasta su salida de la UE. Todas las encuestas los ubican al frente en las preferencias de voto.
¿Cuáles son las claves a tener en cuenta?
La participación electoral suele subir en contextos de mucha polarización, sobre todo por la importancia de los extremismos. Se espera que estas elecciones de 2019 reviertan la tendencia histórica a la abstención, que en 2014 alcanzó el 57%. Los funcionarios de la UE esperan así dotar de mayor legitimidad a las instituciones comunitarias y sus decisiones.
A diferencia de las elecciones nacionales -y en parte gracias al sistema proporcional-, suele haber un voto menos estratégico y más franco: en vez de castigar al partido gobernante u optar por los de mayores chances, los votantes se inclinan por las opciones que realmente prefieren.