En paralelo a la guerra, a las disputas diplomáticas, a las diferencias sobre quién llegó primero y a los reclamos de soberanía, en las Islas Malvinas hay habitantes que viven su vida diariamente como cualquier mortal. Si los hay, entonces hay un sistema político. Y si hay uno, entonces hay elecciones. Al menos, de algún tipo. Hoy en día, las islas tienen un status jurídico dentro del sistema británico, tienen una Constitución, tienen sus reglas y sus autoridades electas. También las hay designadas. Y también hay disputas por los cargos en juego.
Te quiero contar esa historia, la de las elecciones en las Islas Malvinas. Más de elite que populares, de poco sirven y poco inciden.
Las reglas y el juego de las elecciones
La historia se retrocede bastante al pasado, hasta mediados del siglo XIX. Cuando el Reino Unido recuperó el control de las islas por la fuerza bélica, luego de que una joven Argentina reclamara la soberanía sobre el territorio, se instauró la ley militar y se apuntó una administración naval a cargo de los principales asuntos mundanos. A comienzos de 1840 numerosos colonos comenzaron a llegar, lo que llevó a que don Edward Smith-Stanley, también conocido como “Lord Stanley” y secretario de Estado para las Colonias, solicitara al parlamento británico el reconocimiento de poderes legislativos. Fue así que, en noviembre de 1845, Richard Moody fue designado el primer gobernador de las Islas Malvinas y, en paralelo, estableciera el Consejo Legislativo, el primer órgano colegiado con potestad y decisión. Claro que para ese entonces el sufragio era limitado, como en la gran mayoría del territorio británico, y muchos legisladores eran designados por el gobernador de turno.
Este arreglo institucional siguió más o menos así hasta mediados del siglo XX. En ese momento, el sufragio universal tocó la puerta y cambió bastante las reglas de juego. En 1948 el Privy Council, que oficia como un órgano de asesores personales de la corona británica en asuntos de soberanía, emitió una orden que amplió el electorado isleño a todos los habitantes reconocidos, lo que llevó a que se formara un nuevo Consejo Legislativo donde el gobernador designado por la reina era su presidente (speaker). El órgano se completó con el secretario en Jefe (una especie de coordinador gubernamental), el secretario de Finanzas, cuatro miembros designados por el gobernador y cuatro electivos. Un poco de democracia, pero no tanto. Así duró hasta la década del ‘60 y ‘70, cuando se redujeron la cantidad de miembros designados y los electos pasaron a ser mayoría. Con posterioridad a la Guerra de Malvinas, en 1985 este número se amplió a 8, el cual se mantiene hasta el día de hoy. Mirá qué pintoresco donde se reunían. Todo muy british.
El juego político comenzó a cambiar con la reforma constitucional de noviembre de 2008, que buscó incentivar el desarrollo de una democracia local en las islas. El cambio de reglas fue, literalmente, elaborado a puertas cerradas por la Reina Isabel II con su Privy Council. Contradicciones. La primera reunión se realizó el 5 de noviembre, momento en el cual se propuso el texto. 7 días después fue presentada al Parlamento, el cual aprobó sin cambiar una sola coma y habilitó a que entrara en vigencia a partir del 1° de enero de 2009. De esta manera, la estructura institucional de las Islas quedó compuesta por el gobernador designado, un Consejo Ejecutivo con secretarios que lo asesoran y la flamante Asamblea Legislativa de las Islas Malvinas, que reemplazó al Consejo Legislativo y que al día de hoy se sigue reuniendo en el mismo edificio.
A la par de estos cambios, la nueva Constitución reconoció el cambio de facto del año 2002, cuando se instituyó la figura del Speaker en el cuerpo legislativo, el cual reemplazó al gobernador como presidente del cuerpo. Desde 2009 en adelante, este cargo es electo por los integrantes de la asamblea y no tiene que ser necesariamente un miembro, pero sí cumplir los requisitos que tienen para llegar a sentarse ahí. El Speaker es quien maneja los debates, el cuerpo y su administración. Lo que sí se mantienen son los dos cargos designados por el gobernador (su secretario en Jefe y el de Finanzas). Eso hace que la Asamblea tenga, en su forma actual, 11 bancas: 8 electas, el Speaker y 2 designadas, que no tienen voto, pero sí voz y rosca. Juntos a éstos también participan con las mismas condiciones el comandante de las fuerzas británicas y el procurador general. Todos ellos, junto al gobernador, llegan de Reino Unido.
¿Y a quiénes representan estos 8 muñecos? Bueno, acá la cosa se pone full ingeniería electoral. De las 8 bancas, 5 corresponden al distrito Puerto Argentino y 3 a lo que llaman “Campo” (Camp Constituency), que es todo el territorio que se encuentra a 3 millas y media de la Christ Church Cathedral ubicada en la ciudad. Yo no sé a vos, pero a mí me gustó este criterio de distritado. Simple y confesional. También muy british.
Igual, no desesperes: a partir de acá se empieza a poner complejo. Sólo pueden sufragar, competir y ser electos quienes gozan del Falkland Island Status, cuyo otorgamiento depende del visto bueno del gobernador ungido por la Reina. Básicamente, es la autoridad designada quien marca el límite del cuerpo electoral y quienes pueden ser sus representantes, pero es este mismo cuerpo quien los elige. Llamémosla una forma de democracia. No existen partidos políticos malvinenses porque las únicas candidaturas habilitadas por ley son independientes. O sea que cada uno se arregla más o menos como puede.
Al momento de la votación utilizan el método del voto múltiple no-transferible o voto en bloque (lo podés encontrar como MNTV por sus siglas en inglés o como block voting). Cada elector tiene tantos votos como cargos se eligen en la circunscripción que le corresponde (5 en la capital, 3 en el Campo). Agarran la boleta y marcan aquellas candidaturas que quieren. Cuando termina la votación, acceden a los cargos los primeros 5 en Puerto Argentino y los primeros 3 en el Campo que más votos totales obtienen. Sencillito para el escrutinio, olvidate del provisorio.
Generalmente están habilitados para votar unos 1.500 isleños, que es casi la mitad de la población que habita en las islas. El 90% de ese electorado se concentra en la ciudad. Pero el hermoso dato de color es que vota más gente en el Campo que en Puerto Argentino: mientras que en el primero ronda el 85%, en la segunda lo hace en torno al 77%. Más o menos una asamblea de un club social y deportivo mediano. Esto, claro, no quita que ganar una banca cotice en la elite local porque ha habido elecciones históricas definidas por un par de votos y con el cuchillo entre los dientes.
Pasó en las últimas dos elecciones con la asignación de la tercera banca que corresponde a Campo: Ian Hansen le ganó por 5 votos a Melanie Gilding en 2013; y Roger Anthony Edwards Symbol, por 2 a Benjamin William Cockwell en 2017. Parecido escenario hubo el año pasado con la quinta banca de Puerto Argentino: Gavin Short entró por 2 votos, afuera se quedó Stacy Bragger. Donde sí fallan fuerte es en términos de género: solo hubo paridad en 2009 con 4 mujeres electas sobre 8 bancas, cayendo drásticamente a 2 en 2013, 3 en 2017 y 2 en 2021.
¿Quiénes compiten y qué dicen?
Desde la puesta en marcha de la Constitución de 2008, las elecciones a la Asamblea Legislativa se han celebrado religiosamente cada cuatro años en el mes de noviembre. Por lo general, los primeros días del mes. Tan británico que duele. Como te venía contando, si el gobernador es el que concentra el poder en la isla, entonces es también el responsable de disolver la Legislatura y convocar a elecciones. De modo que, si cada cuatro años hay elecciones, cada cuatro años hay temas en debate. ¿De qué discuten los candidatos y las candidatas a alguno de los 8 asientos disponibles? Para saberlo, conversé con Facundo Rodríguez, director del Área de Derecho Internacional y de Cuestión Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Fundación Embajada Abierta, presidida por Jorge Argüello. Mi tocayo amigo es abogado en Derecho Internacional, magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Buenos Aires y un especialista en el tema. Viene cubriendo desde hace tiempo los principales temas de las islas entre ellos, obviamente, las elecciones.
¿Cuál es la agenda de discusión en las elecciones en las Islas Malvinas? ¿Qué temas se discuten?
Generalmente la agenda gira en torno a situaciones cotidianas de la vida de las islas y, por supuesto, siempre dedican un punto a su situación como población de un territorio sujeto a descolonización y sus “estrategias” frente a las Naciones Unidas y los gobiernos argentino y británico. Los candidatos presentan sus “manifiestos” donde indican cuáles son sus propuestas en caso de ser electos. Los temas que tuvieron relevancia en las últimas elecciones fueron el costo de vida y la situación económica, la infraestructura disponible, el cuidado y control del medioambiente. Un tema central siempre es la pesca: todos los candidatos lo abordan porque las ventas de licencias pesqueras son el principal ingreso para la población. En las elecciones del año pasado la cuestión de la inmigración y, por supuesto, del COVID tuvieron un lugar preponderante.
Una cuestión central que conversé con Facundo refiere a los vuelos, tema espinoso si los hay. Todos los candidatos y las candidatas se opusieron a que haya vuelos desde Buenos Aires hacia las islas o de aerolíneas de bandera argentina. Donde sí había consenso era en torno a vuelos de otras aerolíneas, como por ejemplo LATAM, o que salieran de Punta Arenas (Chile) o San Pablo (Brasil). Acá podés ver un video (hay varios más) donde toman postura al respecto. A ver si encontrás el consenso.
- Las campañas, por lo general, ¿son duras y peleadas? ¿O priman los consensos en los temas más sensibles?
Al ser campañas unipersonales, sin partidos políticos, autofinanciadas y sobre temas generales, la mayoría de las veces hay consenso casi total sobre los temas más sensibles: por ejemplo, la relación con el continente y su autopercepción frente a la comunidad internacional. Luego, los matices surgen respecto al tono y a las formas de encarar dichos temas, pero no frente al fondo de estos.
Un dato particular del juego político de las islas que te adelanté más arriba y que Facundo refuerza es que quienes generalmente acceden a ser candidatos (y luego elegidos) pertenecen a la elite británica de las islas. Para que abras la boca con sorpresa: en la composición de la asamblea durante los últimos 20 años, cerca del 40% de los escaños han quedado en poder de personas nacidas en el Reino Unido. Hablame de tradiciones políticas.
- ¿Cómo se financian los candidatos y candidatas?
Los candidatos se autofinancian porque no tienen partidos. Es todo un proceso bastante individualista. Tienen un tope máximo de gastos de campaña de £500 para los candidatos de Puerto Argentino y £600 para los candidatos del Campo. Pero para los gastos personales, no hay límite máximo. Son todos aquellos en los que incurre el candidato en relación con la campaña electoral, como por ejemplo gastos de viaje, comida o alojamiento.
Algo interesante es que los candidatos no pueden pagar a un elector para que lo promueva a través de avisos electorales (a menos que forme parte de la actividad ordinaria del elector como anunciante), ni tampoco pueden pagar a los encuestadores.
- Una vez que asumen en sus bancas en la Legislatura local, ¿intervienen en las decisiones trascendentales? ¿O el gobernador designado es el que toma las decisiones más importantes?
La Constitución es la piedra angular del régimen colonial que el Reino Unido mantiene en las Islas Malvinas. En el artículo 11 reserva a la Reina un poder total para sancionar legislación para “la paz, el orden y el buen gobierno” de las islas, así como para enmendar legislación actualmente en vigencia. Esto, claro, se traslada al gobernador designado. A eso se suma que el Poder Judicial es completamente nombrado y removido por el gobernador. Cada integrante de cada fuero de cada despacho llega desde el Reino Unido.
En la charla con Facundo encuentro que el diseño institucional y la dinámica política gira en torno al designado por la Corona Británica, que es elegido desde Londres por el Foreign Office (la cancillería británica) entre los diplomáticos de carrera que abundan, y que hace y deshace sin mayor oposición. El gobernador no solo define quién vota y quién puede ser electo, sino que sus funciones atienen a cada asunto que ocurre en las islas. Para que te des una idea, no solo disuelve la asamblea, sino que ningún proyecto de ley aprobado entra en vigencia hasta tanto él lo firme. A eso se le suma que “puede a su sola discreción otorgar efecto de ley a cualquier proyecto presentado o cualquier moción propuesta en una sesión de la asamblea que no haya sido aprobada por ella. Siguiendo su propio criterio puede actuar en contra de la opinión del Consejo Ejecutivo de las islas que lo asesora”, amplía Facundo Rodríguez.
Un punto no menor y muy sensible es la potestad de deportar, detener y excluir, o tomar propiedades, todo en nombre de la Reina Isabel II. Esto le da “amplios poderes de excepción, que están reconocidos en base a un instrumento jurídico que posee más de 80 años, llamado el Emergency Powers Order in Council 1939, que fue creado para ser aplicado a las colonias, protectorados y mandatos que el Reino Unido poseía en la década de 1930. Esta norma también le permite reformar, suspender o aplicar cualquier ley con o sin modificaciones”, sorprende mi tocayo. El sueño de Hobbes hecho realidad austral. Esto hace que “las únicas limitaciones en su función legislativa provengan de la Reina y no de los habitantes de las islas”, cierra. Es el modelo colonial tradicional británico. Hasta ahora no ha ocurrido nunca en las Islas Malvinas que el gobernador vaya en contra de la voluntad de la Asamblea Legislativa, pero sí pasó en Turcas y Caicos, o en Islas Vírgenes británicas. En ambas islas, se terminó imponiendo la voluntad de Londres y cambiaron al titular del ejecutivo local por alguien más afín.
¿Quién quiere democracia y elecciones?
Publicado el 31/03/2022 por Facundo Cruz en CENITAL