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UN PRESIDENTE PARA LA CRISIS DE COREA DEL SUR

  • Foto del escritor: Embajada Abierta
    Embajada Abierta
  • 30 may
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 4 jun


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Después de la traumática destitución de Yoon Suk Yeol, última de sucesivas crisis institucionales, los surcoreanos eligieron al opositor Lee Jae-myung (61) como  sucesor, en un escenario polarizado que se complejiza por la disputa comercial con EEUU y la persistente tensión con la vecina Corea del Norte.


El progresista Lee Jae-myung (61) fue elegido como nuevo presidente de Corea del Sur, al imponerse 49,4% a 41,1% al oficialista conservador Kim Moon-soo (73), y sucederá a Yoon Suk Yeol, destituido por haber impuesto la ley marcial en el país de 52 millones de habitantes, una crisis institucional que sembró inestabilidad


El escenario que hereda Lee se ha complejizado desde entonces por la ofensiva comercial lanzada desde EEUU por el presidente Donald J Trump, que alcanzó a Corea del Sur pese a ser un antiguo socio en la región (le impuso aranceles de 25%), y por la persistente amenaza de la vecina Corea del Norte. 


Yoon había sorprendido al declarar la ley marcial el 3 de diciembre citando amenazas de "fuerzas antiestatales" y de Corea del Norte, que no pudo justificar, y una semana después fue destituido por el Congreso. En abril, un tribunal constitucional confirmó su destitución y lo removió permanentemente del cargo.


Desde entonces, Corea del Sur tuvo tres presidentes interinos, el más reciente Lee Ju-ho, el ministro de Trabajo hace un mes y reemplazante del primer ministro Han Duck Soo, también destituido semanas después de asumir. El primero de todos había sido el ministro de finanzas Choi Sang-mok, hasta marzo.


Lee fue oficialmente confirmado como presidente por la Comisión Nacional Electoral, asumió de inmediato los poderes de la presidencia y comandante en jefe y recibió un informe de las FFAA sobre la tensa situación con Corea del Norte.  


"Es mejor ganar sin luchar que ganar en una pelea, y la paz sin necesidad de luchar es la mejor seguridad", dijo al respecto. En campaña, había prometido reabrir el diálogo con Corea del Norte sin romper la alianza de seguridad con Estados Unidos.


Dos candidatos, una polarización


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Lee (arriba) es considerado un emblema de la clase trabajadora que trabajó en una fábrica y se graduó de abogado para defender derechos humanos y convertirse después en dirigente político y dos veces alcalde de Seongnam.

El progresista Lee Jae-myung (61) fue elegido sucesor del destituido conservador 


Lee nació en un pueblo montañoso de Gyeongbuk,  quinto de cinco hijos varones y dos hijas, en una familia que no pudo enviarlo a la escuela secundaria.


Como obrero adolescente, Lee sufrió un accidente que a los 13 años le dejó una lesión permanente en el brazo, que le permitió volver a la escuela y graduarse en la universidad en 1986 como abogado.


Casado con dos hijos, volcó su profesión a la defensa de los DDHH y se unió en 2005 al Partido progresista Uri, predecesor de su actual Partido Democrático, mayoría en el Parlamento (175 de 300). Lee fue alcalde de Seongnam en 2010, y con una gestión de medidas sociales llegó en 2018 a gobernador de la provincia de Gyeonggi, donde se destacó por sus políticas de asistencia en pandemia.


En 2022, perdió las presidenciales ante Yoon por sólo 0,7%. Dos años después, la fugaz imposición de la ley marcial, que llevó a la destitución de Yoon, le despejó el camino a la Presidencia. En 2022, había prometido implementar un esquema de ingreso básico universal, pero la economía de Corea del Sur está más debilitada.


Ganó atención nacional durante las primarias presidenciales de su Partido Democrático en 2017 y en las elecciones presidenciales de 2022 fue derrotado por menos de 1% por Yoon, hasta que en las elecciones generales de 2024 llegó al DPK al triunfo y se consolidó como principal líder de la oposición.


Su plataforma incluye una política exterior pragmática, en particular a favor de una reconstrucción de la confianza con con Corea del Norte, a la vez que mejorar las relaciones con China y hasta con Rusia, aunque reconoce la necesidad de fortalecer la defensa antimisiles y las capacidades de ataque de Corea del Sur.


Un tigre debilitado


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El PIB de Corea del Sur se contrajo un 0,1% interanual en el 1T, la primera contracción en cinco años, desde el 4T de 2020, en plena pandemia, y contra el +1,2% del último cuatrimestre de 2024. El Banco de Corea (BOK) atribuye el crecimiento debilitado a que tanto la demanda interna como las exportaciones se desaceleraron por la crisis política y la guerra comercial.


Las automotrices surcoreanas Hyundai y Kia están entre las ocho marcas más vendidas de vehículos en Estados Unidos. Corea del Sur también es el cuarto mayor exportador de acero a Estados Unidos. Ambos datos justifican las expectativas frente a las negociaciones que continúe el nuevo presidente.


Pese a su rápido salto de desarrollo, y bajo condiciones geopolíticas adversas, ahora el país debe preguntarse: ¿Podrá reinventarse como lo hizo a finales de los años 60 con su transformación económica sin precedentes? ¿Superará Seúl los enormes cambios estructurales y amenazas para emerger como un centro importante de IA? ¿Podrá seguir siendo una potencia media significativa con capacidades militares y tecnológicas importantes? 


Según un extenso análisis del think tank  CEIEP, en esta década y más allá un crecimiento económico anémico será la norma más que la excepción, debido en gran parte al rápido envejecimiento de la población de Corea del Sur y a su baja tasa de natalidad. 


Cita una proyección a largo plazo del Instituto de Desarrollo de Corea (KDI), el principal think tank económico del país, que estima la tasa promedio de crecimiento económico entre 2023 y 2030 en apenas 1,9 %, pero cayendo al 1,3 % entre 2031 y 2040, y al 0,7 % de 2041 a 2050.


Lim Eun-jung, profesora de estudios internacionales en la Universidad Nacional de Kongju, vincula la polarización con temores económicos. “Se siente como si el país ya estuviera en recesión y la gente estuviera preocupada por los precios y el alto costo de la vivienda, lo cual es especialmente difícil para los jóvenes.


Pendientes con EEUU


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La crisis institucional con presidentes sucesivos y sin solución política hasta las elecciones provocó consecuencias diplomáticas para Corea del Sur, al punto que Trump no le tuvo piedad en su guerra comercial y que, como socio de seguridad, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, lo excluyó de su gira por Asia, como había hecho en diciembre su antecesor Lloyd Austin.


Mientras tanto, el país asistió a una incursión de China en el Mar Amarillo y al reconocimiento formal de que Corea del Norte desplegó tropas en Rusia.


Trump acusó falsamente a Corea del Sur de imponer aranceles “cuatro veces más altos” a Estados Unidos que viceversa -mantienen un acuerdo de libre comercio sin aranceles, de hecho-. “Le damos mucha asistencia militar y de muchas otras maneras a Corea del Sur. Este sistema no es justo para EEUU y nunca lo fue”.

 

Los exportadores surcoreanos esperan la aplicación de los aranceles en acero, automóviles, chips, teléfonos inteligentes y productos farmacéuticos. La tasa del 25% fue pausada hasta julio, cuando Corea del Sur ya tendrá nuevo presidente y podrá renegociar, o no, la situación con Trump.

 

Corea del Sur podría ofrecer una reducción del superávit comercial -de 55 mil millones de dólares anuales- comprando más gas natural licuado estadounidense e impulsar la construcción de buques de guerra para la Marina de EEUU. 

 

EEUU mantiene 28.500 soldados en Corea del Sur y la financiación de los 1.200 millones de dólares que demandará en 2026 puede ser prenda de negociación. Pero según Clint Work, investigador de la Universidad Nacional de Defensa, vinculada al Pentágono, EEUU ve cada vez más secundaria la amenaza de Corea del Norte si se la compara con el riesgo de una invasión china a Taiwán.

 

Según Elbridge Colby, encargado de supervisar el desarrollo de políticas en el Pentágono, “Corea del Sur tendrá que asumir la responsabilidad principal de su defensa contra Corea del Norte porque EEUU no tiene un ejército que pueda luchar contra Corea del Norte y además estar listo para luchar contra China. El hecho fundamental es que Corea del Norte no es una amenaza primaria para EEUU”.

 

Durante su primer mandato, Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en reunirse con un líder norcoreano, aunque las conversaciones colapsaron en 2019. Ahora, Kim il Jong estrechó su relación con el ruso Vladimir Putin y tropas norcoreanas fueron enviadas a combatir a las fuerzas ucranianas.


 
 

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