El primer ministro Justin Trudeau y su Partido Liberal ponen a los canadienses ante un inesperado desafío de elecciones anticipadas que medirán el humor político del país tras un año y medio de pandemia y crisis económica. Pero la apuesta del gobierno por revalidar su gestión y ampliar su sustento parlamentario también puede abrir las puertas a la recuperación del opositor Partido Conservador. Estos comicios y los de Alemania, días después (26/9), tendrán su repercusión en el G7 y el G20.
Más de 27 millones de canadienses están convocados a participar este 20 de septiembre de los comicios anticipados que convocó el primer ministro Justin Trudeau, en una jugada de riesgo con la que aspira a revalidar su gestión durante la pandemia y la crisis económica, y a darle a su progresista Partido Liberal (PL) un mejor control del Parlamento, desde donde gobierna en minoría.
Trudeau, de 49 años, primer ministro desde 2015 y reelegido en 2019, cuando perdió la mayoría absoluta y hasta el voto popular ante los conservadores (34,5% a 33%), sorprende ahora con su llamado a celebrar una snap election, con la pretensión de abrir una nueva etapa política y económica post pandemia y, a la vez, sacar mayor ventaja sobre el conservador CPC, liderado por Erin O’Toole (48).
El Parlamento canadiense tiene hasta ahora al PL como primera fuerza, y sostén del gobierno de Trudeau, con 155 de los 338 escaños, seguido por el conservador CPC (119), el nacionalista Bloc Québécois (BQ, 32), el centroizquierdista Nuevo Partido Demócrata (NPD, 24), independientes (5) y los Verdes (2).
"Los canadienses tienen que elegir cómo terminar la lucha contra el COVID-19 y reconstruir mejor el país", argumentó Trudeau, tras visitar a la gobernadora general, Mary Simon (jefa del Estado y representante de la Reina Isabel II de Inglaterra) para formalizar la disolución del 43º Parlamento de Canadá, una democracia parlamentaria de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth).
Los últimos sondeos, sin embargo, no sólo ponen en duda el amplio triunfo liberal al que aspira Trudeau para ser reelegido con mayoría propia, sino que especulan, incluso, con una derrota ajustada frente a los conservadores que les permitiría, al menos, hacer el intento de liderar un nuevo gobierno de coalición.
La oposición criticó la convocatoria. "Por fin podemos volver a ver a nuestros seres queridos. No deberíamos arriesgar eso por juegos políticos”, dijo el conservador O'Toole. Según el líder y candidato del NDP, Jagmeet Singh (42), Trudeau “quiere una mayoría pero no porque quiera ayudar más a la gente". El líder quebequés Yves-François Blanchet (56) razonó. "Si para los liberales es importante imponer vacunas obligatorias, ¿no es peligroso entrar en una campaña electoral?"
Esta campaña electoral será la más corta permitida por la ley federal canadiense, dos años antes de las previstas regularmente cada cuatro años, y organizarlas le costará casi USD 500 millones al país, octava economía mundial y segunda del G7 (por PIB, 2019), y miembro del G20.
Se espera que hasta cinco millones de personas voten esta vez por correo (en 2019, sólo lo hicieron 250 mil). La participación electoral en las últimas elecciones (el voto no es obligatorio) alcanzó el 67%, menos que el 68,3% de 2015 pero por encima del 61,1% de 2011 (el récord fue en 1958, con 79,4%). En 2006, 2008 y 2011, con baja participación, ganaron los conservadores. La alta concurrencia de jóvenes coincidió con el triunfo de los liberales en 2015 y 2019.
La participación de los jóvenes de 18 a 24 años aumentó desde 2011 y volvió a decaer en 2019 (votó el 54%, contra el 79% de mayores de 65). En 2021 se agregarán 811 mil potenciales votantes primerizos, otra apuesta de los liberales de Trudeau, compartida especialmente con el centroizquierdista NDP, tercera fuerza.
“Un partido liberal progresista como el nuestro lo tiene difícil para enfrentarse a los partidos idealistas progresistas que pueden decir: 'deberíamos cambiar el capitalismo'... Es fácil decir esas cosas, pero es mucho más difícil esforzarse en hacerlas”, reflexionó Trudeau, que llegó como emblema de renovación de la política canadiense y ahora tiene seis años de gobierno a sus espaldas.
También resultará decisiva la distribución por género. En los sondeos de 2020, las mujeres preferían ampliamente a los liberales (47%) sobre los conservadores (23%), mientras que entre los hombres casi no hay diferencias (37%-35%), ni tampoco en el voto a terceras opciones.
Canadá bajo el COVID-19
Trudeau, hijo y heredero político del exprimer ministro también liberal Pierre Trudeau (1968-79 y 1980-84), padre del moderno multiculturalismo canadiense, inició su segundo gobierno consecutivo en 2019 debilitado políticamente por varios escándalos mediáticos que hundieron su popularidad hasta 32%. El PL perdió ese año y hasta hoy la mayoría parlamentaria que había conquistado en 2015 (con 184 de 338 bancas, contra 99 de los conservadores y 44 del NPD).
La maniobra de Trudeau tiene un antecedente histórico negativo, precisamente cuando en 1984 su propio padre renunció tras 16 años de gobiernos liberales y su sucesor John Turner llamó a elecciones anticipadas ese mismo año. Contra todos los pronósticos previos, cuatro meses después el conservador Brian Mulroney ganó ampliamente y gobernó los siguientes nueve años, hasta 1993.
El segundo gobierno de Justin Trudeau, de por sí debilitado, comenzó con la pandemia, que hoy ya dejó casi 27 mil muertos y 1,5 millones de contagiados, en una población de 38 millones. A su favor, en agosto pasado Canadá ya superaba a Estados Unidos en cantidad de personas vacunadas con dos dosis (48,7% de la población), un dato exhibido con orgullo por el gobierno y sus aliados.
Con Canadá atravesando ahora una cuarta ola de COVID-19, Trudeau impulsa la vacunación obligatoria para empleados federales y viajeros. En cambio, el líder conservador O’Toole defiende el uso de barbijos y tests rápidos para las personas que no quieran vacunarse: “Tenemos que educar a la gente, no obligarla".
La gestión de la emergencia sanitaria estará, naturalmente, entre las preocupaciones prioritarias de los votantes canadienses, pero lo mismo ocurrirá con la crisis económica que también provocó la pandemia en el país, con una caída de 5,2% de su PIB en 2020, pese al impulso que le dio el acuerdo comercial T-MEC firmado con Estados Unidos y México, y tras crecer 2% en 2018 y 2019.
Durante un año y medio, el gobierno liberal respondió a la crisis con medidas de estímulo extraordinarias. El Plan de Recuperación Económica distribuyó ayudas de más de USD 85 mil millones a empresas y pagos mensuales de hasta USD 2 mil a desempleados. La transferencia a hogares aumentó a USD 95 mil millones y, con ello, también aumentó la deuda pública, hasta casi el 50% del PIB. Los empleos se han recuperado casi totalmente, pero los salarios en menor medida.
La actividad repuntó en el 4T de 2020 y los buenos resultados continuaron en el 1T de 2021, con un aumento del PIB del 5,6%, aunque la economía canadiense seguía siendo más chica que en la pre pandemia. En contraste, la deuda federal pasó de los USD 446 mil millones de 1997 a USD 572 mil millones en el primer año de la pandemia y trepa a USD 856 millones en 2021.
Sin embargo, apenas convocadas las elecciones por Trudeau, se conoció que la economía se contrajo 0,3% en el ST por menores exportaciones y en el 3T también comenzó debilitada, pese a que el Banco de Canadá esperaba una suba de 12,6% para todo 2021, el mayor rebote en 40 años.
Otra noticia decepcionante para el gobierno la dio el desempleo, siempre determinante para los electores, que creció hasta 5,9%, aunque muy por debajo del máximo de 14,8% al que llegó en plena pandemia. A su vez, la inflación trepó a 3,6%, el aumento de precios interanual más rápido desde mayo de 2011.
Propuestas
Frente a la crisis y la pandemia aún en curso, Trudeau propone ahora un nuevo paquete de estímulos por USD 62 mil millones de dólares hasta 2026, un tercio del total a financiar con más impuestos a grandes empresas y personas ricas. En el presupuesto 2021-22, los liberales prevén ayudas cash a adultos mayores, estudiantes, indígenas, mujeres, jóvenes, asalariados y pequeños empresarios.
La propuesta estrella de Trudeau es un programa nacional de atención a la infancia por el que los liberales bregan desde hace décadas: una inversión de USD 24 mil millones hasta 2026, principalmente en guarderías, resistida por los conservadores. A su vez, Trudeau promete reducir el déficit federal, de USD 125 mil millones a sólo USD 25 mil millones en cinco años, un compromiso que apunta a neutralizar los ataques por el gasto público excesivo desde el CPC.
Mientras tanto, con un año en el liderazgo conservador y en su debut como candidato, O'Toole puede capitalizar las consecuencias de la crisis económica. Antes, sin embargo, necesita moderar a las distintas facciones conservadoras en otros aspectos, como el cambio climático -que él personalmente valora- o el derecho al aborto, que el ala más radical de su partido resiste abrir al debate.
O'Toole ya había propuesto al país un plan que incluye la recuperación de un millón de puestos de trabajo perdidos durante la pandemia a través del subsidio de la mitad de los salarios de empleos recuperados durante seis meses, préstamos a pymes, créditos fiscales al turismo interno, alcanzar el equilibrio fiscal en 10 años y una nueva ley anticorrupción para "limpiar el desorden de Ottawa".
Como alternativa al plan de atención a la infancia liberal, O’Toole propone convertir esa inversión del Estado en créditos fiscales a las familias para cubrir hasta el 75% de sus gastos privados de cuidado en el hogar. "Estas elecciones tratan de quién creen que puede sacarnos de la recesión y reconstruir la economía", dijo.
El centroizquierdista NDP, que busca recuperar su condición de tercera fuerza perdida en las elecciones de 2019 bajo el liderazgo de Singh, le disputa al Partido Liberal el voto más progresista. Si bien apoya el plan de atención a la infancia, su programa “Listos para Mejorar” se centra en propuestas ambientales y de salud, y sobre todo, en un impuesto especial a los más ricos para financiar desde gastos médicos hasta la distribución de agua en reservas indígenas. Todo ello, mientras busca conectar con los votantes más jóvenes a través de redes sociales.
La cuarta fuerza en liza en estas elecciones vuelven a ser el Bloc Québécois (BQ), de la francófona provincia oriental de Quebec (una de las diez del país). Los nacionalistas perdieron ya dos referéndums de independencia, en 1980 y 1995 (éste, por escaso margen), aunque la provincia disfruta de un notable grado de autonomía política y económica. El BQ pasó de 77 escaños en 1994 a los 32 de 2019, que aspira a mantener como un fiel de la balanza política canadiense.
Trudeau necesita ganar la elección en Quebec, como en 2919, cuando lideró con 35 de los 78 escaños en juego, contra sólo 10 de los conservadores y 1 del NDP. Ahora, los sondeos amplían todavía más esa ventaja sobre el resto. En el Parlamento, los nacionalistas se aliaron con los conservadores y fue el NDP el que terminó bloqueando mociones de desconfianza contra Trudeau.
El escenario electoral se completa con el debilitado Partido Verde, liderado por Annamie Paul y envuelto en disputas intestinas, y el Partido Popular de Canadá, fundado en 2018 por el libertario Maxime Bernier, ambas fuerzas con bajas posibilidades de mantener su representación en el Parlamento.
Publicado el 06/09/2021